La frase «prima facie» es una expresión latina que se traduce literalmente como «a primera vista» o «a primera apariencia». En términos de su traducción actual, equivale a decir «a primera vista».
En cuanto a los propósitos legales, se refiere a la forma en que una reclamación puede ser probada en un tribunal de justicia. Por ejemplo, un «caso prima facie» significa que hay suficientes pruebas disponibles para apoyar el argumento de una parte y fallar a su favor, siempre que la parte contraria no pueda aportar pruebas que refuten su reclamación.
Un ejemplo de dónde se utiliza a menudo el «caso prima facie» para una reclamación por discriminación es en un caso de discriminación laboral. El demandante establecerá su caso prima facie mostrando que hay pruebas suficientes para demostrar que su empleador le discriminó. En este punto, a menos que su empleador sea capaz de presentar pruebas que contradigan esta afirmación, el empleado-víctima probablemente prevalecerá en el asunto.
Más específicamente, con el fin de establecer un caso prima facie para una demanda de discriminación laboral, el tribunal generalmente requerirá la prueba de los siguientes hechos:
- Que el demandante era un miembro de un «grupo protegido» de personas (por ejemplo, género, raza, etc.);
- El demandante estaba de hecho cualificado para todos los aspectos del trabajo que buscaba;
- El demandante fue rechazado para el puesto a pesar de poseer las cualificaciones necesarias; y
- Después de ser rechazado, el empleador continuó buscando solicitantes de empleo que tuvieran exactamente las mismas cualificaciones y/o habilidades que el demandante.
Hay una serie de formas en las que puede surgir una reclamación por discriminación. Esto se debe a que es ilegal que un empleador discrimine a un trabajador actual o a un futuro empleado en función de su edad, sexo, raza, origen nacional y algunas otras características.
Por lo tanto, un caso prima facie para una reclamación por discriminación puede basarse en cualquiera de las categorías anteriores, con la única diferencia de que cada una puede requerir elementos de prueba ligeramente diferentes en función de la categoría.
Por ejemplo, cuando un empleado intenta establecer el caso prima facie para una reclamación por discriminación por edad, normalmente tendrá que aportar pruebas de que tiene más de una edad determinada (normalmente alrededor de los 40 o 50 años). También tendrá que demostrar que, a pesar de cumplir con las cualificaciones requeridas para el puesto, se contrató a un trabajador más joven en su lugar.
Alternamente, en el caso prima facie de una reclamación por discriminación racial, el demandante probablemente tendrá que demostrar que es un miembro de una raza determinada que posee las habilidades necesarias, pero que en su lugar se contrató a un empleado con las mismas habilidades que era de una raza diferente.
Como se desprende de los ejemplos expuestos anteriormente, los elementos de prueba necesarios para establecer los indicios razonables de cada categoría de discriminación en el empleo suelen ser los mismos, con tan sólo algunas modificaciones (p. ej, demostrar la edad frente a la raza).
Además, también debe haber algún tipo de prueba de que el empresario estaba motivado por el deseo de discriminar a ese tipo de demandante. El simple hecho de demostrar que el demandante era miembro de una clase específica no será suficiente para probar que tiene un caso prima facie de discriminación.
Hay varios tipos de recursos disponibles para un caso prima facie de discriminación. Por ejemplo, un empleado que ha sido discriminado puede recuperar los daños y perjuicios sufridos. Los daños y perjuicios pueden incluir el pago retroactivo de los salarios perdidos, la reincorporación a un puesto de trabajo anterior y la recuperación de las prestaciones de los empleados, como los días de vacaciones, las primas o los planes de jubilación.
En algunos casos, un juez puede ordenar al empresario que adopte nuevas medidas de precaución que sirvan para evitar que la discriminación vuelva a producirse en el futuro. Este tipo de medidas puede implicar el cambio o la redacción de nuevas políticas incluidas en los manuales del empleador, o incluso la creación de sistemas que permitan a sus trabajadores denunciar la mala conducta del empleador (por ejemplo, la discriminación, el acoso sexual, etc.).
Si cree que puede tener una reclamación por discriminación en el lugar de trabajo, debería considerar la posibilidad de hablar con un abogado local especializado en discriminación para obtener más ayuda.
Un abogado experto en discriminación podrá determinar si tiene o no un caso prima facie de discriminación. Si la respuesta es afirmativa, entonces su abogado puede ayudarle a recopilar los documentos necesarios que se utilizarán para respaldar su reclamación, como talones de pago, cuentas de testigos y cualquier contrato de trabajo.
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