Por Marty Levine

Un lunes de abril de 2009 fui a almorzar con unos colegas y tuve la sensación de que la comida se me enganchaba al bajar. Pude eliminarla con agua.

Esa noche, durante la cena, tuve la misma experiencia.

La noche siguiente, el martes, mi mujer y yo fuimos a ver a nuestro grupo favorito, The Grateful Dead, en DC, y hasta un trago de agua me provocaba un ardor de estómago intratable. Ingerí un rollo entero de Rolaids en un período de dos horas, sin ningún alivio.

Al día siguiente, el miércoles, el ardor de estómago y las náuseas eran tan graves que me quedé en casa sin ir a trabajar. Esa noche entré en Internet para tratar de determinar qué podría estar causando estos síntomas. ¡UH-OH! Le dije a mi mujer: «Querida, creo que tengo problemas. O tengo un caso grave de ERGE… o tengo cáncer de esófago».

El jueves programé una endoscopia y el viernes se encontró un adenocarcinoma de 3 cm en la unión de mi esófago con el estómago.

Tengo muchos amigos que son médicos, así que los reuní y les dije que necesitaba ayuda. Es una enfermedad rara y tienes que estar en manos experimentadas.

Hice una búsqueda por todo el país y la reduje a Duke University Medical center, M.D. Anderson y Johns Hopkins. Como vivo en DC y habría tenido que trasladarme a los otros lugares durante meses, elegí el Hopkins en Baltimore.

Cuando nos reunimos con la oncóloga del Hopkins, revisó toda mi información y nos dijo a mi mujer y a mí que tenía un CE en fase 4. Miré por encima de su hombro y vi en la pantalla de su ordenador que tenía entre un 11 y un 16 por ciento de posibilidades de vivir UN AÑO.

Ese es el final de las malas noticias.
Empecé un régimen muy agresivo de radiación y quimioterapia. Tenía una riñonera que me inyectaba quimioterapia las 24 horas del día durante seis semanas. Cada dos lunes me hacían una infusión en el hospital de otro agente quimioterapéutico durante 4 horas. Esto se hacía junto con cinco días a la semana de radiación.

Amigos míos, no fue gran cosa y fue completamente tolerable.

Sé que todo el mundo reacciona de forma diferente… pero sólo porque hayas oído historias de horror sobre el tratamiento no asumas que esa será tu realidad. Yo lo pasé muy bien, no perdí nada de pelo y sólo un kilo. Al final, querían esperar ocho semanas para operarme. Quería que me quitaran esta maldita cosa y presioné para que me operaran antes.

Exactamente cinco semanas después de la quimioterapia me operaron de LA (esfagectomía transhiatal).

Ahora bien, es una operación importante, larga y complicada, pero estás en la UCI durante unos días después de la operación y con medicamentos.

No recuerdo prácticamente nada de los días siguientes a la operación. Cuando el cirujano vino a hablar conmigo le pregunté si el tratamiento había reducido el tumor o no. Me miró y me dijo: «No quedaba ningún tumor… fue completamente erradicado por la quimio y la radiación. Eso ocurre en menos del 25 por ciento de los casos».

Ahora me sentía mejor con las cosas… y entonces me dijeron que había un ganglio linfático positivo para el cáncer…. que no estaba directamente contiguo al tumor (por eso estaba en el estadio 4).y que íbamos a hacer ocho semanas más de quimio.

Para ser sincera, esa segunda ronda fue más dura porque había perdido 30 libras después de la cirugía y no era tan grande y fuerte… pero lo superé. Me hice cuatro exploraciones al año durante los dos primeros años. Todas limpias.

Tuve 2 escaneos al año durante los siguientes tres años. Limpio como una patena.

El 6 de agosto de 2014 celebramos mi quinto aniversario sin cáncer. Estoy trabajando, viviendo mi vida, viajando y disfrutando de mis amigos y familia.

¿Hay consecuencias del tratamiento y de la cirugía? Por supuesto.

Comer y dormir puede ser un reto pero aparte de eso estoy bien. Hago ejercicio, he recuperado dos tercios del peso que había perdido y puedo ver las caras sonrientes de mi familia.

Amigos, comparto esta historia para demostrar que la AE no es una sentencia de muerte. Las estadísticas son números, pero nosotros somos personas. Por ejemplo, mi oncólogo me dijo que un agente de quimioterapia como el oxaliplatino está cambiando el panorama de la EC.

Así que, sigan luchando… mantengan la cabeza en el juego y sean positivos… si la mente se rinde, el cuerpo le seguirá… y mantengan la esperanza. Esta bestia no sólo es tratable sino curable….best…ML.