La desaparición del cáncer sin una explicación científica satisfactoria es algo que raramente encuentran los médicos. El proceso se llama típicamente «regresión espontánea» o «remisión espontánea», y un cuerpo considerable de literatura confirma que el cáncer y los tumores benignos efectivamente «desaparecen» y, en casos excepcionales, los pacientes se curan de la enfermedad – en cuyo caso la frase «curación milagrosa» es a veces invocada.

El patrón de los enfermos de cáncer es San Peregrino, OSM (1265-1345), un sacerdote del siglo XIV cuya pierna cancerosa se ulceró y supuró durante años y que, según la leyenda cristiana, se curó por intervención divina la noche antes de que se le amputara.1,2 Los informes de casos como éste se inscriben hoy en día en el marco de los fenómenos inexplicables que encajan en la rúbrica general de «regresión espontánea».3

Desconocer estos sucesos únicos puede ser lo más fácil, pero no es científico, como señaló la historiadora de la medicina y hematóloga (y atea) Dra. Jocalyn Duffin en un análisis de los archivos del Vaticano en su libro, Medical Miracles: Doctors, Saints, and Healing in the Modern World.4 Su interés por este tema comenzó cuando la Dra. Duffin recibió del Vaticano diapositivas de patología para su interpretación en relación con un paciente al que se le había diagnosticado leucemia mieloblástica aguda y al que le habían fallado todos los tratamientos disponibles. Al principio desconocía el origen de las diapositivas, aunque más de 30 años después el paciente sigue vivo tras la desaparición del cáncer.4,5

El análisis crítico de los casos de regresión espontánea por parte de observadores sobrios y científicos se remonta a más de un siglo, a médicos como el Dr. William Coley, el Dr. G.L. Rohdenburg en 1918, los estudios de referencia de los Dres. J.J. y J.H. Morton en 1953, y la revisión ampliamente citada de los Dres. T. Everson y W. Cole en 1956.6-8 Este último estudio definió la versión moderna de la regresión espontánea del cáncer como: «la desaparición parcial o completa de un tumor maligno en ausencia de todo tratamiento, o en presencia de una terapia que se considera inadecuada para ejercer una influencia significativa sobre la enfermedad neoplásica.»

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La literatura médica está ahora llena de observaciones de tumores malignos confirmados por biopsia con tomografía computarizada (TC) o imágenes de resonancia magnética (IRM) que muestran una enfermedad generalizada que retrocede espontáneamente, lo que abarca casi todos los tipos de cáncer e histología. Algunos ejemplos son: la leucemia mielocítica aguda, la leucemia linfocítica crónica, el linfoma de Hodgkin, el linfoma no Hodgkin, el cáncer de mama, el cáncer de pulmón de células no pequeñas y de células pequeñas, el cáncer testicular, el cáncer de próstata, el cáncer de cuello uterino, el cáncer hepatocelular, el cáncer de colon, el carcinoma de células de Merkel, el sarcoma, el melanoma, el neuroblastoma, el astrocitoma y el carcinoma de células renales.9-26