Por Alison George

La anosmia es la pérdida del sentido del olfato. Algunas personas la experimentan temporalmente después de coger un resfriado o una gripe, pero la anosmia puede estar causada por varias cosas, desde daños en los receptores olfativos o en el nervio olfativo, hasta una lesión o enfermedad cerebral.

Nuestra capacidad olfativa proviene de una pequeña porción de tejido en la cavidad nasal llamada epitelio olfativo. Contiene unos 50 millones de células nerviosas, o neuronas, con unos pelos microscópicos llamados cilios que se extienden por el moco que recubre el conducto nasal. Los receptores de los cilios se unen a las moléculas transportadas por el aire que llegan a las fosas nasales, lo que desencadena una señal eléctrica en la neurona que luego se transmite al cerebro a través del nervio olfativo.

La amosmia puede producirse por daños en muchas partes diferentes de este sistema olfativo. Algunas personas nacen sin la capacidad de oler debido a factores genéticos, pero la anosmia también puede ser el resultado de un daño en los receptores olfativos de la nariz, un daño en el nervio olfativo o una lesión que afecte a la región cerebral responsable del olfato. La pérdida de olfato también puede ser un signo temprano de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.

Se sabe que muchos virus que afectan al sistema respiratorio interfieren con los receptores del olfato en la nariz, y la anosmia es uno de los principales síntomas del covid-19.

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La pérdida del olfato se confunde a menudo con la pérdida del gusto -conocida como ageusia-, pero ambas son muy diferentes.

El gusto es detectado por las papilas gustativas de la lengua, y se limita a la sensación de amargura, dulzura, acidez, sal y el sabroso sabor «umami». En realidad, la mayor parte de lo que saboreamos procede de los olores de los alimentos en nuestras fosas nasales. Cuando se muerde una manzana, la lengua sólo capta su dulzor y su acidez, pero son los olores que llegan a la nariz los que nos indican que ese aroma concreto procede de la manzana.

Las estimaciones varían, pero la anosmia y la hiposmia -la disminución de la capacidad olfativa- parecen darse en el 3-20% de la población, siendo las personas mayores las más afectadas. Las causas principales son los traumatismos craneales y los virus del resfriado y la gripe, así como las infecciones crónicas de los senos paranasales y los pólipos nasales.

Dependiendo de la causa, la anosmia puede ser temporal o permanente.

La pérdida del olfato puede tener efectos profundos en la vida diaria y la salud mental. No sólo los alimentos son insípidos, sino que el gusto y el olfato actúan como un sistema de advertencia de peligros como fugas de gas y alimentos podridos. También nos ayudan a mantener la higiene personal. Además, el olfato nos ayuda a crear y recordar recuerdos.