Portia es bella, agraciada, rica, inteligente y rápida, con un estilo de vida lujoso y un alto nivel de exigencia para sus potenciales parejas románticas. Está obligada a cumplir con el sorteo establecido en el testamento de su padre, que da a los posibles pretendientes la oportunidad de elegir entre tres cofres compuestos de oro, plata y plomo. Si eligen el cofre correcto -el que contiene el retrato de Porcia y un pergamino- ganan su mano en matrimonio. Si eligen el cofre incorrecto, deben marcharse y no buscar nunca otra mujer en matrimonio. Porcia se alegra cuando dos pretendientes, uno impulsado por la codicia y otro por la vanidad, no eligen correctamente, aunque demuestra su tacto con los príncipes de Marruecos y de Aragón, que buscan su mano sin éxito. Ella favorece a Bassanio, un joven noble veneciano, pero no se le permite darle ninguna pista que le ayude en su elección.
Más adelante en la obra, se disfraza de hombre, y luego asume el papel de aprendiz de abogado (llamado Baltasar) mediante el cual salva la vida del amigo de Bassanio, Antonio, en la corte.
En la escena del juicio, Porcia encuentra un tecnicismo en la fianza, burlando así al prestamista judío Shylock y salvando la vida de Antonio de la libra de carne exigida cuando todos los demás, incluido el duque que preside como juez y el propio Antonio, fallan. Es Porcia quien pronuncia uno de los discursos más famosos de El mercader de Venecia:
La cualidad de la misericordia no es forzada.
Cae como la suave lluvia del cielo
Sobre el lugar de abajo. Es doblemente bendita:
Bendice al que da y al que toma.
A pesar de la falta de formación jurídica formal de Portia, gana su caso refiriéndose a los detalles del lenguaje exacto de la ley. Su éxito consiste en imponerse sobre los tecnicismos más que sobre los méritos de la situación. Utiliza las tácticas de lo que a veces se llama un abogado de Filadelfia en los tiempos modernos y al hacerlo demuestra que está lejos de ser impotente, independientemente de su anterior falta de elección en el matrimonio. Sin embargo, el concepto de retórica y su abuso también es sacado a la luz por Portia -subrayando la idea de que un argumento injusto puede ganar a través de la elocuencia, las lagunas y los tecnicismos, independientemente de la cuestión moral en cuestión- y provocando así que el público considere esa cuestión. Shylock sale del juicio con su vida y su trabajo intactos, pero conserva sólo la mitad de su dinero y es privado de su identidad al ser obligado a convertirse al cristianismo, mientras que su hija Jessica y su marido cristiano Lorenzo, con el que se había fugado previamente, se encuentran en el castillo de Porcia, no, se da a entender, en completa felicidad. Porcia y Bassanio, en cambio, siguen viviendo juntos junto a la dama de compañía de la primera, Nerissa, y su marido Gratiano.
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