2. Informes de casos
Presentamos 4 casos de infección por SARS-CoV-2, hospitalizados durante el 1 de abril de 2020 hasta el 15 de mayo de 2020, que asociaron síncope miccional durante el curso de la enfermedad. Los detalles relativos a las características demográficas de los 4 pacientes, sus comorbilidades y sus principales características clínicas se muestran en la Tabla11.
Tabla 1
Características demográficas y clínicas de los pacientes.
El 1er caso es el de un varón caucásico de 67 años, conocido con hipertensión arterial esencial, accidente cerebrovascular a la edad de 60 años, diabetes mellitus tipo 2 en tratamiento con antihiperglucémicos orales, hospitalizado por tos, dolor torácico retroesternal, y en tratamiento por la infección por SARS-CoV-2 confirmada por ensayo RT-PCR a partir de hisopos nasales y faríngeos. El paciente estaba en contacto directo con su hijo, que también fue diagnosticado de COVID-19 y fue ingresado en el hospital 10 días antes del ingreso de su padre. En el momento del ingreso, en la exploración física se apreciaban las siguientes alteraciones: saturación periférica de oxígeno del 94%, exploración pulmonar sin crepitaciones en la auscultación, frecuencia cardiaca de 76 latidos por minuto, tensión arterial de 135 sobre 94 mm Hg, déficit motor derecho de predominio en el miembro superior. La radiografía de tórax confirmó la presencia de varias opacidades pulmonares basales derechas. Los estudios de laboratorio más importantes se presentan en la tabla 3.3. El tratamiento se inició con azitromicina 500 mg en el primer día, y luego 250 mg/día durante 4 días, asociado a hidroxicloroquina, 200 mg q12h durante 5 días, lopinavir/ritonavir 200/50 mg 2 comprimidos q12h durante 10 días, insulina glargina 8 unidades a la misma hora todos los días a las 22:00 (como reemplazo de los agentes antihiperglucémicos orales), y terapia crónica con agentes bloqueadores beta-adrenérgicos – nebivolol 5 mg todos los días. En el octavo día de hospitalización, después de la micción matutina, el paciente presentó una suspensión temporal de la conciencia, que se repitió después de levantarse en posición ortostática. El síncope se asoció a una cefalea intensa y persistente. Los niveles séricos de presión arterial o de glucosa en sangre tras el síncope no explicaban el episodio sincopal. Dado que el paciente sufrió un traumatismo craneoencefálico agudo, se realizaron una tomografía computarizada (TC) craneal y una resonancia magnética (RM) craneal de secuencia rápida que no revelaron cambios patológicos. También se realizó una punción lumbar. El examen del líquido cefalorraquídeo fue citológico y bioquímico dentro de los límites normales. También se incluyó en su tratamiento manitol, solución de Ringers y vitaminas del grupo B. El paciente fue finalmente dado de alta el 17º día de hospitalización, cuando se consiguió el aclaramiento viral (repetida prueba de hisopo RT-PCR negativa para SARS-CoV-2 a las 24 horas).
Tabla 3
Estudios de laboratorio.
El segundo caso es el de una mujer caucásica de 65 años, conocida con diabetes mellitus de tipo 2 en tratamiento con insulina, hipertensión arterial esencial, bloqueo auriculoventricular de tercer grado, marcapasos cardíaco, que fue hospitalizada 3 días después de la aparición de fiebre de 38°C, tos irritativa, astenia y pérdida de apetito. Se confirmó la infección por SARS-CoV-2 mediante un ensayo de RT-PCR. En el momento del ingreso, en la exploración física se observaron los siguientes cambios: obesidad de clase II con un IMC de 39,2 kg/m2, murmullo vesicular difuso disminuido debido a un diámetro anteroposterior torácico aumentado, crepitaciones basilares bilaterales en la auscultación, saturación de oxígeno periférica del 93%, ruidos cardíacos rítmicos, frecuencia cardíaca de 80 latidos por minuto, presión arterial de 140 sobre 70 mm Hg, hepatomegalia, micción fisiológica y sin cambios neurosensoriales. En el 6º día de hospitalización, debido al aumento de las áreas de crepitación pulmonar y en el contexto de una saturación de oxígeno periférica del 83%, una tomografía computarizada (TC) pulmonar reveló una puntuación de gravedad de 20 sobre 25 (la TC reveló los siguientes cambios patológicos: múltiples áreas de condensación en aspecto de vidrio mate diseminadas bilateralmente, tanto periférica como centralmente, de diferentes intensidades, teniendo las más densas un halo de vidrio mate, y las del segmento anterior del lóbulo superior del pulmón izquierdo con tendencia a la confluencia, asociando además broncograma de aire fino. Las lesiones comprometían >75% del lóbulo superior derecho, entre 50% y 75% del lóbulo medio derecho, >75% del lóbulo inferior derecho, entre 50% y 75% del lóbulo superior izquierdo, y entre 5% y 25% del lóbulo inferior izquierdo). Los datos de los estudios de laboratorio realizados se presentan en la Tabla 3.3. La evolución de la enfermedad fue favorable bajo máscara de oxígeno de alto flujo (10 l/minuto), hidroxicloroquina 200 mg q12 h durante 5 días, lopinavir/ritonavir 200/50 mg 2 comprimidos q12h durante 10 días, dalteparina sódica 5000 UI en 02 ml de solución 2 jeringas monodosis/día para administración subcutánea durante 20 días (todo el periodo de hospitalización), sulfato de salbutamol 100 inhalador sin CFC -100 μg/dosis- 2 inhalaciones q12h, fosfato de codeína 15 mg 3 veces al día, dexametasona 8 mg 2 veces al día durante 5 días, pantoprazol 40 mg/día durante 5 días, paracetamol 1 g según necesidad e insulina. El 11º día de hospitalización la paciente, sin necesidad de la máscara de oxígeno, presentó una suspensión temporal de la conciencia durante unos segundos, después de la primera micción, que tuvo lugar a las 5 de la mañana. Los valores de la presión arterial sistólica fueron de 95 mm Hg, la glucosa en sangre de 191 mg/dl, también se realizó una tomografía computarizada (TC) craneal y se excluyeron lesiones cerebrales agudas (edema cerebral, hemorragia intracerebral o tumores). Se administró una solución de Ringer de 500 ml. El paciente fue dado de alta el 20º día de hospitalización, cuando se logró la eliminación del virus y se confirmó con 2 pruebas de hisopo RT-PCR negativas para el SARS-CoV-2.
El tercer caso es el de un varón caucásico de 61 años, hospitalizado 3 días después de la aparición de disfagia y tos irritativa. Se confirmó que el paciente tenía COVID-19 mediante un ensayo de RT-PCR a partir de hisopos nasales y faríngeos. En la exploración física, en el momento del ingreso, se observaron los siguientes cambios IMC de 28,1 kg/m2, crepitaciones pulmonares bilaterales en la auscultación, saturación periférica de oxígeno del 93% (mientras respiraba aire ambiente), frecuencia cardíaca de 94 latidos por minuto y presión arterial de 135 sobre 85 mm Hg. Los exámenes de laboratorio más relevantes se presentan en la Tabla 3.3. Durante la tercera noche de hospitalización, después de la medianoche, el paciente se despertó para una micción urgente. Al volver a la cama presentó una suspensión temporal de la conciencia. Tras levantarse, repitió el síncope y sufrió un traumatismo craneoencefálico agudo tras la caída. El paciente fue posteriormente apoyado para mantener la posición ortostática por el personal médico. Se realizaron una tomografía computarizada (TC) craneal y una resonancia magnética craneal de secuencia rápida que no revelaron cambios patológicos. Durante el periodo de hospitalización el paciente recibió tratamiento con soluciones de Ringers, insulina, hidroxicloroquina 200 mg q12h durante 5 días, lopinavir/ritonavir 200/50 mg 2 comprimidos q12h durante 10 días y enoxaparina 60 mg en 0,6 ml, 2 jeringas monodosis/día para administración subcutánea. La paciente fue dada de alta el día 15 después de 2 pruebas negativas para el SARS-CoV-2 y de ser remitida a la consulta externa de diabetes.
El cuarto caso es el de una mujer caucásica de 48 años que fue hospitalizada 2 días después de la aparición de anosmia y ageusia. Se confirmó la infección por SARS-CoV-2 mediante RT-PCR a partir de hisopos nasales. La exploración física fue con todos los hallazgos normales en el momento del ingreso, saturación periférica de oxígeno del 99%, frecuencia cardiaca de 80 latidos por minuto y presión arterial de 110 sobre 70 mm Hg. Los estudios de laboratorio más importantes se presentan en la Tabla 3.3. Al día siguiente de la hospitalización, después de la primera micción de la mañana, la paciente regresó a la sala presentando cefaleas intensas, dolor abdominal difuso y náuseas, que preceden a la suspensión temporal (de corta duración – segundos) de la conciencia. Los valores de presión arterial sistólica post-síncopa fueron de 80 mm Hg, infundiéndose 500 ml de solución salina. Se realizó una tomografía computarizada (TC) craneal y se excluyeron lesiones cerebrales agudas (edema cerebral, hemorragia intracerebral o tumores). Durante el periodo de hospitalización la paciente recibió tratamiento con hidroxicloroquina 200 mg q12h durante 5 días, lopinavir/ritonavir 200/50 mg 2 comprimidos q12h durante 10 días y enoxaparina 40 mg en 0,4 ml, 2 jeringas monodosis/día para administración subcutánea. El paciente fue dado de alta el día 14 de hospitalización después de 2 pruebas negativas para el SARS-CoV-2.
El primer paciente estaba bajo tratamiento con agentes bloqueantes beta-adrenérgicos, que pueden ser un factor favorecedor de un síncope. Los otros 3 pacientes no estaban bajo tratamiento con fármacos hipotensores o antiarrítmicos, diuréticos o medicación para la depresión (los detalles se muestran en la Tabla2).2). Dos pacientes repitieron el síncope de micción en los 2 minutos siguientes y sufrieron un traumatismo craneoencefálico agudo. Entre los signos de alarma estaban las cefaleas (en 2 casos), el dolor abdominal y las náuseas (en 1 caso) – los detalles se muestran en la Tabla2.2. Los 2 primeros casos presentaron el síncope miccional en la segunda semana de hospitalización y los otros 2 en el primer día tras el ingreso en el hospital.
Tabla 2
Factores favorecedores y signos de alarma.
Los datos de laboratorio revelaron hiperferritinemia (en 3 casos) y una elevada concentración de azúcar en sangre. Los estudios de laboratorio más importantes se presentan en la Tabla33.
La investigación cardiológica de los 4 pacientes mediante un electrocardiograma (ECG) de 12 derivaciones, excluyó cualquier posible trastorno paroxístico del ritmo cardíaco. La monitorización de la presión arterial tras el síncope no puso de manifiesto hipotensión en ninguno de los pacientes. También se realizó una ecocardiografía transtorácica, que no reveló cambios patológicos.
Excluimos otras causas de síncope como la insuficiencia suprarrenal tras el uso de corticosteroides, los trastornos del ritmo cardíaco (bradicardia, bloqueo auriculoventricular, taquicardia paroxística y fibrilación auricular paroxística), el deterioro neurológico (accidente cerebrovascular, enfermedad de Parkinson), la deshidratación, la medicación vasoactiva, las enfermedades malignas, la hipertensión pulmonar y la tos.
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