Estas intimidantes conclusiones proceden de un nuevo estudio publicado en la revista PLOS One, en el que los investigadores de la Fundación Churashima de Okinawa, en Japón, midieron la destreza para pellizcar de 29 cangrejos de los cocoteros de la isla de Okinawa.
Los cangrejos variaban significativamente de peso, desde menos de una libra hasta cerca de 5 libras. Sus pellizcos ejercían entre 7 y 400 libras de fuerza (o entre 29 y 1.765 Newtons).
Durante el difícil proceso de medir y pesar los cangrejos, los investigadores fueron pellizcados múltiples veces por las pinzas de los animales.
Dado que la fuerza de las pinzas de los cangrejos estaba fuertemente correlacionada con la masa corporal, los autores del estudio pudieron calcular la fuerza de pellizco del mayor cangrejo cocotero registrado. Este gigantesco crustáceo de 9 libras habría sido capaz de pellizcar con unas 750 libras de fuerza (o 3.300 Netwons).
Para ponerlo en perspectiva, la mordida de un humano (desde la muela) ejerce una media de 265 libras de fuerza. Y el puñetazo medio de un boxeador olímpico ejerce unas 770 libras de fuerza, aunque se trata más de un empujón que de una fuerza de apriete.
Los cangrejos cocoteros, o cangrejos ladrones, pueden haber adquirido sus tremendas pinzas al perder la necesidad de llevar un caparazón en el curso de su evolución. Estos crustáceos descienden de un ancestro del cangrejo ermitaño que, hasta hace unos 5 millones de años, habría rebuscado un duro caparazón de caracol para llevarlo a la espalda como protección.
Sin caparazón, los cangrejos pudieron crecer más y protegerse desarrollando un abdomen duro y calcificado, sugiere el estudio. (Los cangrejos de coco jóvenes sí llevan caparazón, pero sólo mientras son muy pequeños).
Utilizando su fuerza de supercrustáceo, los cangrejos del coco blanden sus pinzas para ahuyentar a sus competidores y luchar contra otros animales por la comida y los recursos. Pero sus pinzas no son sólo armas, escriben los autores.
Los cangrejos se encuentran en islas de los océanos Pacífico e Índico, y sus poderosas pinzas les dan acceso a todo tipo de alimentos que sus competidores no pueden conseguir. Su menú incluye otros animales de cuerpo duro, carroña, fruta y las entrañas caídas de los árboles.
Sin embargo, lo más importante es que utilizan sus grandes garras para desgarrar las cáscaras de sus alimentos favoritos: los cocos.
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