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Medidas de la depresión como trastorno clínico

Resumen preparado por Sheldon Cohen en colaboración con el Grupo de Trabajo Psicosocial. Revisado por última vez en octubre de 1998.

Contenido del capítulo

  1. Definición y antecedentes
  2. Medición
  3. Relación con el SES
  4. Relación con la salud
  5. Limitaciones
  6. Uso de la red
  7. Conclusiones
  8. Bibliografía seleccionada

Definición y antecedentes

El estándar de oro para un diagnóstico de investigación de la depresión es la Entrevista Clínica Estructural (SCID), una entrevista clínica que utiliza los criterios del DSM-III-R para la enfermedad. Sin embargo, debido al tiempo y a los gastos necesarios para administrar una entrevista clínica, los estudios de tipo epidemiológico suelen utilizar entrevistas clínicas diseñadas para ser administradas por entrevistadores legos (Composite International Diagnostic Interview o el Diagnostic Interview Schedule ) o cuestionarios de autoinforme que miden los síntomas y el estado de ánimo en lugar de la enfermedad y el trastorno. Describiremos la entrevista SCID, así como dos de las medidas de autoinforme más populares, la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos (CES-D) y el Inventario de Depresión de Beck (BDI). Sin embargo, existen otras escalas de autoinforme que pueden considerarse, como la HRSD, la Zung, la escala MMPI-D y la escala MAACL-D.

Medición

La SCID es una entrevista semiestructurada para realizar los principales diagnósticos del Eje I del DSM-III-R. Es administrada por un clínico e incluye un resumen introductorio seguido de nueve módulos, siete de los cuales representan las principales clases diagnósticas del eje I. Debido a su construcción modular, puede adaptarse para su uso en estudios en los que interesan diagnósticos particulares (por ejemplo, sólo depresión). El resultado del SCID se registra como la presencia o ausencia de cada uno de los trastornos considerados, para el episodio actual (último mes) y para la ocurrencia de por vida. Se remite al lector a Spitzer et al. (1992) y Williams et al. (1992) para obtener información más detallada sobre la entrevista y su psicometría.

La Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta (CIDI) es una entrevista diagnóstica estructurada diseñada para ser utilizada por entrevistadores entrenados que no son clínicos (Kessler et al., 1994). La entrevista puede modificarse para incluir sólo las medidas del tronco de la depresión mayor.

El Inventario de Depresión de Beck (BDI) es una lista de 21 síntomas y actitudes que se califican en intensidad. Algunos ejemplos son: el estado de ánimo, el pesimismo, la sensación de fracaso, la falta de satisfacción, los sentimientos de culpa, el autodesprecio, etc. Se puntúa sumando las puntuaciones dadas a los 21 ítems. Aunque originalmente se diseñó para ser administrado por entrevistadores entrenados, la mayoría de las veces es autoadministrado y toma entre 5 y 10 minutos. Este instrumento se ha utilizado para medir la gravedad de la depresión en muestras deprimidas, pero también se ha utilizado para evaluar la depresión en muestras de población general. También se asocia con otras medidas de autoinforme de la depresión. Se remite al lector a Beck, Steer & Garbin (1988) para una visión general de la medida y sus aplicaciones.

La Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos (CES-D) fue diseñada para medir el nivel actual de sintomatología depresiva, y especialmente el afecto depresivo. Los 20 ítems fueron elegidos (de entre 5 escalas de depresión utilizadas anteriormente) para representar todos los componentes principales de la sintomatología depresiva. Estos incluyen: estado de ánimo deprimido, sentimientos de culpa e inutilidad, sentimientos de impotencia y desesperanza, pérdida de apetito, alteraciones del sueño y retraso psicomotor. Cada elemento se califica en escalas de 4 puntos que indican el grado de su ocurrencia durante la última semana. Las escalas van desde «rara vez o ninguna vez» hasta «casi siempre». La escala puede distinguir entre grupos clínicos y grupos comunitarios generales. Aunque normalmente se puntúa de forma continua, existen varias puntuaciones de corte para la depresión clínica con asociaciones razonables entre las puntuaciones de corte y un diagnóstico clínico. Se remite al lector a Insel (1986) para una excelente visión general de la CES-D que incluye sugerencias para las puntuaciones de corte.

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Relación con el SES

En general, se cree que la depresión está asociada con el SES de la manera esperada. Por ejemplo, se ha encontrado que el BDI está inversamente relacionado con el nivel educativo en una muestra de adultos no seleccionados (r=-.34) y en mujeres de mediana edad (Matthews et al., 1989). Ver Beck, Steer & Garbin (1988) para una revisión de la demografía y el BDI.

El CES-D también ha mostrado correlaciones con el SES. Comstock & Helsing (1976) informa de asociaciones, con gradientes muy agradables para el empleo y los ingresos del hogar. Ensel (1986) informa de relaciones graduales entre la educación y los ingresos en una amplia muestra comunitaria.

Respecto al SCID, los ingresos del hogar se han asociado con la depresión en una muestra de gemelos caucásicos y sus padres, aunque el gradiente no era muy claro (Meyer et al., 1996). Por otra parte, los datos del Estudio Nacional de Comorbilidad mostraron un bonito gradiente para la educación, y una relación con los ingresos impulsada principalmente por un riesgo muy alto en la categoría de ingresos más bajos (Blazer et al., 1994).

Relación con la salud

La depresión es un resultado de salud. Sin embargo, la depresión se ha asociado con muchos resultados de salud física, incluyendo el reporte de síntomas, la utilización de servicios de salud y la morbilidad y mortalidad.

Limitaciones

El uso de varios puntos de corte en las medidas de autoinforme proporcionan sólo estimaciones de tipo de cribado de la depresión clínica con errores de inclusión y exclusión. Las escalas de autoinforme también pueden estar sesgadas para diagnosticar más depresión en las mujeres que en los hombres porque algunos de los ítems reflejan el tipo de sentimientos y comportamientos más probables en las mujeres (por ejemplo, el llanto). El SCID es el estándar de oro, pero su aplicación es larga y costosa.

Uso de la red

La red considera que la medición de los síntomas depresivos, y los historiales de depresión, son fundamentales en el esfuerzo por desentrañar la vía SES-Salud. Las medidas de depresión se han incluido en una variedad de investigaciones patrocinadas por la Red, incluyendo el examen CARDIA Año 15, y otros estudios a menor escala.

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Conclusiones

La elección de un instrumento para evaluar la depresión está sujeta en gran medida al diseño del estudio y a los recursos disponibles. El SCID es el estándar de oro para la medición, pero requiere tiempo del sujeto y entrevistadores clínicos entrenados. Las entrevistas más cortas que requieren menos formación (como el DIS) son la segunda opción. Sin embargo, la mayoría de los estudios de tipo epidemiológico no permiten ninguno de los dos enfoques de entrevista. En estos casos, son aceptables los cuestionarios de depresión autoinformados como el CES-D y el Beck. Independientemente del tipo de medición, generalmente se encuentra que la depresión aumenta con la disminución del NSE. Se necesita una comprensión más clara de cómo el SES desencadenaría la depresión.

Bibliografía seleccionada

Beck, A. T., Steer, R. A., & Garbin, M. G. (1988). Propiedades psicométricas del Inventario de Depresión de Beck: Veinticinco años de evaluación. Clinical Psychology Review, 8, 77-100.

Blazer, D. G. et al. (1994). The prevalence and distribution of major depression in a national community sample: The national comorbidity survey. American Journal of Psychiatry, 151, 979-986.

Comstock, G. W., &Helsing, K. J. (1976). Síntomas de depresión en dos comunidades. Psychological Medicine, 6, 551-563.

Ensel, W. M. (1986). Measuring depression: La escala CES-D. En N. Lin, A. Dean & W. Ensel (Eds.), Social support, life events, and depression. New York: Academic Press.

Kessler, R. C., McGonagle, K. A., Zhao, S., Nelson, C. B., Hughes, M., Eshleman, S., Witchen, H.-U., & Kendler, K. S. (1994). Lifetime and 12-month prevalence of DSM-III-R psychiatric disorders in the United States: Results from the National Comorbidity Survey. Archives of General Psychiatry, 51, 8-19.

Matthews, K. A. et al. (1989). Educational attainment and behavioral and biologic risk factors for coronary heart disease in middle-aged women. American Journal of Epidemiology, 129, 1132-114?.

Meyer, J. M. et al. (1996). The Virginia twin-family study of adolescent behavioral development: Assessing sample biases in demographic correlates of psychopathology. Psychological Medicine, 26, 1119-1133.

Spitzer, R. L. et al. (1992). La entrevista clínica estructurada para el DSM-III-R (SCID). I: Historia, fundamentos y descripción. Archives of General Psychiatry, 49, 624-629.

Williams, J. B. W. et al. (1992). La entrevista clínica estructurada para el DSM-III-R (SCID). II. Multisite test-retest reliability. Archives of General Psychiatry, 49, 630-.

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