El Kremlin y sus partidarios han ganado una controvertida votación para enmendar la constitución y reajustar los límites del mandato de Vladimir Putin, permitiéndole potencialmente gobernar como presidente hasta 2036. Los críticos han cuestionado el resultado, afirmando que la votación estaba amañada para producir una victoria aplastante.
La votación ad hoc, que no cumplía los criterios legales para ser clasificada como referéndum, vio cómo el 77,92% de los votantes apoyaba las enmiendas constitucionales, con un 21,26% en contra de los cambios, tras el recuento de todas las papeletas. La participación fue de casi el 68%, según la comisión electoral.
Los resultados permitirán al Kremlin decir que una amplia mayoría de rusos respalda la continuidad de Putin en el poder más allá de 2024, que hasta ahora marcaba el final de su cuarto y último mandato como presidente. Los anuncios de la votación sobre los cambios constitucionales apenas mencionaban que restablecería los límites del mandato de Putin, cuyas valoraciones alcanzaron recientemente su nivel más bajo en 20 años, según algunos sondeos recientes.
El portavoz de Putin, Dmitry Peskov, calificó la votación como «un referéndum triunfal sobre la confianza en el presidente Putin».
«Era muy difícil predecir la altísima participación y el altísimo apoyo que hemos visto hoy», dijo.
En una única votación, los rusos también optaron por apoyar un paquete de enmiendas que incluyen aumentos de las pensiones y del salario mínimo, una modesta reorganización del gobierno, una mención constitucional a la «fe en Dios», la prohibición del matrimonio homosexual, exhortaciones a preservar la lengua y la historia rusas, y la prohibición de que los altos funcionarios tengan doble nacionalidad.
La votación fue el último paso para incorporar las enmiendas a la Constitución. Ya han sido revisadas por el Tribunal Supremo de Rusia y respaldadas por los legisladores regionales. Putin ha dicho que puede o no presentarse a las próximas elecciones de 2024, pero justificó la votación diciendo que quería detener la búsqueda de un sucesor que podría dejarle cojo.
Sólo una de las 85 regiones de Rusia, la región autónoma de Nenets, en el extremo norte, votó en contra de las enmiendas, con el 55% de los habitantes sumándose a una votación de protesta alimentada por los planes de fusionar la región autónoma con su vecina, Arkhangelsk. Pero en Chechenia, donde el líder autocrático, Ramzan Kadyrov, dijo recientemente que Putin debería ser elegido «presidente vitalicio», votó casi el 98% en apoyo.
Los resultados oficiales mostraron un apoyo más fuerte, a menudo superior al 80%, en el oeste de Rusia, donde vive la mayor parte de la población, y un respaldo ligeramente más débil más allá de los montes Urales, a través de Siberia y en el extremo oriental del país, que tiene un historial de votaciones de protesta.
Los resultados siguen siendo considerablemente más favorables al Kremlin de lo que indicaban las encuestas antes de la votación, así como los sondeos independientes a pie de urna realizados por los opositores, y los críticos del gobierno dijeron que los resultados habían sido manipulados.
«Los ‘resultados’ actualizados son una falsificación y una gran mentira», dijo el crítico del Kremlin Alexei Navalny, que había dicho que no participaría en la votación. «No tienen nada que ver con la opinión de los ciudadanos de Rusia».
Golos, una organización de supervisión electoral, dijo en un mordaz informe que la votación «sin precedentes» no podía reflejar con exactitud el estado de ánimo del público debido a su diseño ad hoc.
Cientos de opositores a las enmiendas protestaron contra los resultados en la plaza Pushkin, en Moscú, el miércoles por la noche.
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