Respuesta:

Por definición, un átomo. Estos son diminutos. Puedes hacerte una idea de lo diminutos que son pensando en la fuente radiactiva que hay en la mayoría de las alarmas de humo domésticas. Suele ser americio 241. Tiene átomos muy grandes en comparación con la mayoría de los elementos; cada uno pesa unas 20 veces el peso de un átomo de carbono. El americio no existe en la naturaleza, sino que se fabrica en un reactor nuclear, por lo que puede imaginarse lo caro que debe ser y lo diminuta que debe ser la pieza en una alarma de humo para que ésta se venda a un precio tan bajo. El americio 241 tiene una vida media de más de 400 años (después de ese tiempo la mitad de los átomos se han roto, después de otros 400 años la mitad de los restantes se han roto y así sucesivamente). La actividad de la fuente en mis detectores de humo está indicada en la etiqueta como 33 kilobecquereles. Esto significa que 33000 átomos de esta mota de americio se rompen cada segundo. (Al hacerlo, lanzan partículas subatómicas cargadas eléctricamente que dan una carga eléctrica a cualquier partícula de humo que esté flotando en el aire. Esto hace que sean atraídas por un electrodo en forma de una pequeña corriente eléctrica, cuya detección hace que la alarma entre en acción). Al cabo de 400 años, la mitad de los átomos se habrán roto y la actividad se reducirá a 16500 átomos que se rompen cada segundo. (Es posible que la alarma deba ser sustituida en ese momento en caso de que deje de ser lo suficientemente sensible). Ahora se puede calcular aproximadamente cuántos átomos hay en la diminuta mota de americio que hay en una alarma de humo nueva. El número es alucinante.