Un estudio reciente demostró que la fluoración del agua de la comunidad estaba asociada con puntuaciones más bajas de CI en los niños pequeños. Los opositores a la fluoración del agua saltaron sobre el estudio, afirmando que confirma los peligros del flúor en el cerebro en desarrollo.
Desde entonces, varios críticos han señalado que las diferencias en las puntuaciones de CI eran pequeñas y que había algunos problemas metodológicos en la investigación. Ahora, un grupo de 30 científicos ha solicitado que uno de los financiadores del estudio canadiense, el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de Estados Unidos, pida a los autores que hagan públicos sus datos para una revisión independiente.
Es importante que sigamos investigando los posibles efectos de la fluoración del agua sobre la salud.
Preocupaciones sobre la seguridad
Una cosa que sí sabemos es que la fluoración del agua de la comunidad reduce las caries.
Gracias, en parte, a la fluoración del agua, menos niños pierden los dientes prematuramente y menos niños sufren infecciones causadas por las caries. Los niños son mucho menos propensos a sufrir el tormento del dolor de muelas.
Sin embargo, mi trabajo sobre la historia de la fluoración del agua sugiere que las preocupaciones sobre la seguridad continuarán. En las décadas de 1950 y 1960, las personas que se oponían a la fluoración del agua temían que pudiera causar problemas cardíacos y renales, o que pudiera dañar los huesos. Uno de los principales opositores, George Waldbott, afirmaba que algunas personas eran alérgicas al flúor.
No ha habido pruebas decisivas de que la fluoración del agua causara ninguno de estos problemas. En la década de 1970, varios estudios demostraron que las tasas de cáncer eran mucho más elevadas en las comunidades fluoradas, pero no se publicaron en revistas especializadas y fueron refutados posteriormente.
Más recientemente, la preocupación se ha trasladado al flúor y a las tasas de CI, lo que refleja la actual preocupación de los padres por el impacto de las tecnologías médicas en la salud y el bienestar de los niños, incluidas las vacunas. En el clima económico actual, en medio de la creciente preocupación por la salud mental y el autismo, los padres están especialmente preocupados por el cerebro de los niños.
Los defensores de la fluoración del agua también se oponen a que se les obligue a beber agua fluorada contra su voluntad. Pero la preocupación por los posibles efectos sobre la salud parece ser la que más influye en el debate público.
Los votantes optaron por la cautela
En las décadas de 1950 y 1960, cuando las comunidades de toda Norteamérica debatían si poner flúor en su suministro de agua, los dentistas, los investigadores universitarios y otros expertos estaban desconcertados sobre por qué la gente votaría en contra de una medida que tenía un impacto tan claramente beneficioso en los dientes de los niños. Varios sociólogos y politólogos comenzaron a investigar.
En un principio, el equipo formado por el matrimonio Bernard y Judith Mausner llegó a la conclusión de que la gente no entendía la ciencia que había detrás de la fluoración y que tenía una «actitud anticientífica». El experto en salud pública William Gamson argumentó que la gente votaba en contra de la fluoración del agua porque estaba «alienada» o porque desconfiaba de la autoridad.
Por último, un estudio con varios autores concluyó que la gente votó en contra de la fluoración porque pensaba que se les pedía que decidieran sobre la seguridad de la medida. Bombardeados con información de ambos lados, la mayoría de los votantes eligieron la precaución.
Detrás de todo esto estaba la negativa del público a aceptar que la caries dental era una enfermedad grave. Hoy en día, cuando los niños tienen menos caries que nunca, se ha vuelto aún más difícil para los activistas de la fluoración del agua de la comunidad hacer su caso.
La fluoración reduce las caries
Hoy en día, los estudios sugieren que la fluoración del agua comunitaria puede reducir las caries en aproximadamente un 25%. La fluoración sigue siendo una medida de salud pública extremadamente rentable. Puede ayudar a reducir las desigualdades socioeconómicas.
En la actualidad, en Canadá, los niños indígenas, los niños inmigrantes y los niños pobres siguen sufriendo de forma desproporcionada las caries. El dolor de un diente puede impedir que los niños vayan a la escuela, duerman y crezcan, y puede provocar problemas de comportamiento.
La intervención quirúrgica más común para los niños pequeños en la actualidad consiste en la extracción de dientes gravemente cariados bajo anestesia general. La fluoración del agua puede desempeñar un papel importante en la reducción de las caries entre estos grupos.
Alternativas a la fluoración del agua
Sin embargo, más del 40% de los niños canadienses de entre 12 y 19 años nunca han tenido una caries. Es fácil que sus padres se preocupen por la posibilidad de que el flúor reduzca ligeramente su coeficiente intelectual.
Los canadienses llevan mucho tiempo preocupados por los efectos del flúor en la salud. Muchas ciudades canadienses, como Vancouver y Montreal, nunca han fluorizado sus suministros de agua. Otras, como Calgary y Waterloo, han optado por eliminarlo.
Es probable que la lucha por la fluoración comunitaria sea aún más difícil en los próximos años. Es poco probable que los canadienses se convenzan de que la caries es un problema grave. Y hay alternativas: una mejor educación en higiene bucal, una mayor financiación pública de la salud bucodental, suplementos de flúor, leche y sal fluoradas también pueden ayudar a reducir la caries y pueden ser más aceptables políticamente.
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