El sistema mesolímbico de la dopamina del cerebro, su vía de recompensa, es estimulado por todo tipo de estímulos reforzantes, como la comida, el sexo y muchas drogas de abuso, incluida la cocaína.8 Esta vía se origina en una región del cerebro medio llamada área tegmental ventral y se extiende hasta el núcleo accumbens, una de las áreas de recompensa clave del cerebro.8 Además de la recompensa, este circuito también regula las emociones y la motivación.

En el proceso de comunicación normal, la dopamina es liberada por una neurona en la sinapsis (el pequeño espacio entre dos neuronas), donde se une a proteínas especializadas llamadas receptores de dopamina en la neurona vecina. Mediante este proceso, la dopamina actúa como mensajero químico, llevando una señal de neurona a neurona. Otra proteína especializada, denominada transportador, retira la dopamina de la sinapsis para reciclarla y utilizarla posteriormente.8

Las drogas de abuso pueden interferir en este proceso normal de comunicación. Por ejemplo, la cocaína actúa uniéndose al transportador de dopamina, bloqueando la eliminación de la dopamina de la sinapsis. La dopamina se acumula entonces en la sinapsis para producir una señal amplificada a las neuronas receptoras. Esto es lo que provoca la euforia que se suele experimentar inmediatamente después de tomar la droga (véase el vídeo «Brain Reward: Entender cómo responde el cerebro a las recompensas naturales y a las drogas de abuso»).

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Dibujo de cómo la cocaína se transfiere de una neurona a otra y cómo luego bloquea el proceso normal de reciclaje.

Imagen del NIDA

Cocaína en el cerebro: En el proceso normal de comunicación neuronal, la dopamina es liberada por una neurona en la sinapsis, donde puede unirse a los receptores de dopamina de las neuronas vecinas. Normalmente, la dopamina se recicla de nuevo en la neurona transmisora mediante una proteína especializada llamada transportador de dopamina. Si la cocaína está presente, se une al transportador de dopamina y bloquea el proceso normal de reciclaje, dando lugar a una acumulación de dopamina en la sinapsis, lo que contribuye a los efectos placenteros de la cocaína.