Hipertensión renal

La hipertensión, o presión arterial alta, afecta a un porcentaje estimado entre el 10 y el 25 por ciento de la población de Estados Unidos. La mayoría de las personas pueden tratarse con medicación, pero un subconjunto de este grupo -entre el 3 y el 8 por ciento- tiene hipertensión causada por una enfermedad vascular, es decir, una obstrucción o estrechamiento arterial en la arteria renal.

Esta enfermedad renovascular provoca una disminución del flujo sanguíneo al riñón, lo que da lugar a una constricción sistémica (en todo el cuerpo) de los vasos sanguíneos, causando un aumento de la presión arterial. Esta hipertensión en los vasos sanguíneos renales puede producirse mientras la presión arterial sistémica se mantiene normal, lo que dificulta su detección.

Hipertensión renal: una de las principales causas de la enfermedad renal terminal

La hipertensión renal supone un estrés y un aumento de la presión sobre el riñón, y es una de las principales causas de la enfermedad renal terminal, también conocida como enfermedad renal crónica, en las personas mayores. Las enfermedades vasculares, también conocidas como aterosclerosis, son frecuentes en Estados Unidos, y a medida que la población envejece, el número de personas con enfermedades vasculares aumentará. También lo hará el número de personas con hipertensión renovascular y enfermedad renal terminal. Las personas con enfermedad renal terminal requieren diálisis o trasplante de riñón.

La hipertensión renovascular debe sospecharse cuando la aparición de la hipertensión se produce antes de los 30 años o después de los 50, o cuando la hipertensión estable se vuelve más difícil de controlar con la medicación. Los varones blancos y los negros de ambos sexos tienen mayor riesgo y las personas mayores de 50 años tienen mayor riesgo.