El conquistador español Francisco Pizarro es conocido por el saqueo y la destrucción del Imperio Inca de Perú. Es quizás el más avaro y despreciable de los aventureros del Nuevo Mundo.Nacido en Trujillo, España, Pizarro creció en una familia pobre, trabajó durante un tiempo como porquero y nunca aprendió a leer o escribir. En 1502, esperaba mejorar su suerte en la vida aventurándose en La Española, en las Indias Occidentales. Participó en varias empresas de exploración y acompañó a Vasco Núñez de Balboa durante su descubrimiento del Océano Pacífico (1513). Más tarde, Pizarro desempeñó funciones administrativas en Panamá y se vio obligado a arrestar a Balboa por traición; su antiguo superior fue declarado culpable y ejecutado.Durante la década de 1520, Pizarro participó en dos expediciones a lo largo de la costa occidental de Sudamérica. Se fijó en las joyas que llevaban algunos de los nativos y comenzó a planificar la explotación del Imperio Inca. A su regreso a España, Pizarro recibió la bendición de la Corona para tal empresa. Llegó a Perú en 1532 y, acompañado de una fuerza muy reducida, se adentró en los Andes. El Inca (es decir, el emperador) Atahualpa permitió el paso libre a través de las montañas, razonando que una fuerza tan pequeña no representaba ninguna amenaza.Emperador y conquistador se reunieron en noviembre de 1532 en la ciudad de Cajamarca, donde se celebró una gran fiesta en la plaza pública. Las fuerzas españolas sorprendieron a los oficiales y soldados incas desarmados, los reunieron en un grupo cerrado y desataron un fuego de cañón fulminante. La mayoría de los líderes nativos fueron asesinados, pero Atahualpa sobrevivió sólo para ser secuestrado. Bajo presión, los partidarios del emperador accedieron a llenar una enorme habitación con oro y otras dos más pequeñas con plata. Pizarro prometió liberar a su prisionero a cambio del tesoro. Se enviaron emisarios por todo el imperio para reunir el rescate. Una vez completada la tarea, Pizarro, en una de las muestras de duplicidad más despreciables de la época, se apoderó del tesoro y luego mandó matar a Atahualpa.Los españoles se dispusieron entonces a extender su control, tomando la capital inca de Cuzco más tarde, en 1533, y estableciendo un nuevo centro administrativo en Lima en 1535.Sin embargo, no todo le fue bien a Pizarro. Engañó descaradamente a sus socios españoles y fue asesinado por colonos descontentos en Lima en 1541. Para entonces, la resistencia nativa había sido erradicada y España siguió saqueando las riquezas de los incas y destruyendo su civilización.
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