Cuando un niño está enfermo, los padres también se sienten fatal: enfermos de preocupación, incertidumbre, miedo. La fiebre puede ser especialmente aterradora. ¿Cómo de alta es la fiebre? ¿Cuándo debo llamar al médico? ¿Debo dar medicamentos a mi bebé? Las siguientes pautas están diseñadas para darle algo de tranquilidad mientras cuida (en algunos casos, literalmente) a su hijo para que recupere la salud.
¿Qué es la fiebre?
La fiebre en sí no es una enfermedad o una infección, sino que señala la respuesta de su cuerpo a una. Cuando se contrae una infección vírica o bacteriana, el cuerpo responde aumentando la temperatura, lo que a su vez pone en marcha el sistema inmunitario. La fiebre aumenta la liberación y la actividad de los glóbulos blancos, que combaten los gérmenes, lo que justifica que no se trate la fiebre baja, sino que se deje que haga su trabajo.
Nuestra temperatura corporal fluctúa de forma natural a lo largo del día: más alta a última hora de la tarde y a primera hora de la noche, más baja entre la medianoche y la madrugada. La temperatura de los niños varía según la edad (los bebés suelen tener una temperatura base más alta). Su hijo tiene fiebre si su temperatura oral es superior a 37,5 °C; la temperatura rectal es superior a 38 °C; la temperatura axilar (bajo la axila) es superior a 37,2 °C; o la temperatura timpánica (en el oído) es superior a 38 °C. Según la Academia Americana de Pediatría (AAP), las fiebres superiores a 40,6 °C (105 °F) se consideran peligrosas y requieren atención médica inmediata. Además de controlar la temperatura de su hijo, debe prestar mucha atención a otros síntomas.
Cómo tomar la temperatura de su hijo
Los termómetros de mercurio fueron una vez el pilar de la tecnología de los termómetros, pero los termómetros digitales dominan ahora el mercado. Un estudio reciente realizado por médicos del Hospital Infantil de Boston reforzó el hecho de que los termómetros de vidrio son un peligro para la seguridad debido a la rotura del vidrio y el mercurio.
Los termómetros digitales están diseñados específicamente para comprobar la temperatura rectal, oral, axilar o timpánica de su hijo y se colocan en el recto, la boca, la axila o el oído. Algunos termómetros digitales son versátiles y pueden usarse para fines rectales, orales o axilares, mientras que otros están hechos para usarse sólo en el recto o el oído.
Para recién nacidos-3 meses:
- Utilizar un termómetro rectal.
- Los termómetros rectales pueden utilizarse hasta los 5 años.
- Existen algunas preocupaciones sobre la inserción de un termómetro rectal demasiado lejos y la perforación (causando un agujero en) el recto. Algunos termómetros tienen protecciones, como un mango ancho, diseñadas para evitar que esto ocurra. Cuando tome la temperatura rectal, introduzca el termómetro sólo ½ pulgada en el orificio anal y sujételo sin apretar.
Para bebés de 3 meses a 3 años:
- Utilice un termómetro rectal, axilar o timpánico.
- Un termómetro timpánico requiere precisión y un uso adecuado. Es posible que desee obtener algunas instrucciones del médico o la enfermera de su bebé antes de utilizar un termómetro timpánico.
- La temperatura axilar es la menos precisa de las tres temperaturas. Una temperatura axilar puede ser hasta dos grados más baja que una temperatura rectal.
Para niños de 4-5 años:
- Utilice un termómetro rectal, oral, axilar o timpánico.
- Los niños pueden empezar a sostener un termómetro oral bajo la lengua durante el tiempo necesario alrededor de esta edad.
- Para garantizar la precisión, espere unos 30 minutos después de las comidas, los aperitivos o las bebidas para tomar la temperatura oral.
- Espere al menos 20 minutos después de la hora del baño para tomar la temperatura de su hijo, ya que el baño puede afectar a cualquier lectura de la temperatura.
Cuándo llamar al médico
La presencia de otros síntomas juega un papel importante a la hora de ayudar a los padres a decidir si deben llamar al médico de su hijo cuando éste tenga fiebre. Los padres pueden optar por observar y esperar si su hijo mayor con una fiebre más alta todavía puede jugar e interactuar normalmente. Pero una fiebre más baja acompañada de otros síntomas puede indicar la necesidad de atención inmediata.
Llame al proveedor de atención médica de su hijo de inmediato si se produce alguno de los siguientes casos:
- Los niños de 2 meses o menos con una temperatura rectal de 100,4 °F (38 °C) o más
- Los niños de 3 a 6 meses con una temperatura de 101 °F (38.3 C) o más
- De 6 meses de edad o más con una temperatura de 103°F (39° C) o más
- Dolor de garganta, dolor de oído, tos, erupción cutánea, dolor al orinar, rigidez de cuello, diarrea, vómitos o convulsiones
- Cambio de comportamiento: más quisquilloso de lo habitual, más dormido de lo habitual, confuso, no responde, letárgico
- Fiebre alta durante más de 24 horas, incluso si no hay una causa obvia
- Historia de convulsiones febriles (inducidas por la fiebre)
Dificultad para respirar, tragar o despertarse: llame al 911 inmediatamente.
Por último, los padres deben sentirse cómodos llamando al proveedor de atención médica de su hijo en cualquier momento que tengan una pregunta o preocupación.
Cómo tratar la fiebre en casa
La fiebre suele durar de 1 a 2 días. Durante este tiempo, anime (pero no obligue) a su hijo a beber líquidos, como medio de reponer el líquido perdido por la sudoración inducida por la fiebre. Viste a tu hijo con menos ropa: abrigarlo, aunque se queje de tener frío, puede hacer que le suba la fiebre. Si su hijo tiene escalofríos, utilice una manta fina en lugar de más ropa para mantenerlo cómodo. Pruebe otros remedios caseros para aliviar la fiebre, como un baño de esponja con agua tibia (no fría; si su hijo empieza a temblar, sáquelo del baño). Los niños mayores que son activos pueden simplemente jugar en la bañera.
Puede dar paracetamol (Tylenol) a los niños mayores de 3 meses y ibuprofeno (Advil, Motrin) a los mayores de 6 meses. Antes de administrar cualquier medicamento, consulta la dosis adecuada con el médico de tu hijo, ya que se basa en su peso, no en su edad. Nunca le dé a su hijo una aspirina. Los menores de 21 años no deben tomar aspirina debido a su asociación con el síndrome de Reye (una enfermedad potencialmente mortal).
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