El presidente Richard Nixon dimitió de su presidencia estadounidense hace 45 años, el 8 de agosto, tras una de las mayores conspiraciones políticas de la historia de Estados Unidos, que se conoció como el escándalo Watergate.
La dimisión de Nixon fue una de las últimas de una serie de acontecimientos que comenzaron en junio de 1972, cuando cinco hombres fueron arrestados por irrumpir en el complejo Watergate, que albergaba la sede del Comité Nacional Demócrata.
Los hombres habían intervenido previamente los teléfonos del lugar, así como robado documentos muy privados, para ayudar a la campaña de reelección de Nixon. Sólo volvieron porque los teléfonos no habían sido debidamente intervenidos.
Nixon se esforzó por encubrir su participación en el allanamiento. Juró que no tenía nada que ver, y fue reelegido. Mientras tanto, pagó a los ladrones con cientos de miles de dólares para mantener su participación en secreto. Su papel en todo esto fue revelado por los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, y su informante anónimo, «Deepthroat». Con la ayuda del informante, que en 2005 reveló su identidad y su antiguo papel como director asociado del FBI, The Washington Post dio a conocer la historia.
Finalmente, se exigió a Nixon que entregara las «cintas del Watergate» de grabaciones secretas, y se hicieron gestiones para destituirlo de la presidencia. Nixon dimitió el 8 de agosto y dejó el cargo formalmente el 9 de agosto.
Hoy en día, las cintas de Watergate se han mantenido principalmente en secreto. Un puñado de fragmentos de audio han sido publicados y han revelado muchos de los defectos del propio Nixon, incluyendo fuertes prejuicios contra la comunidad judía e incluso llamando «perra» a Indira Gandhi, ex primera ministra de la India.
Por supuesto, también hay momentos en las cintas que demuestran que Nixon había ordenado el allanamiento de Watergate en primer lugar.
Cuando Nixon dejó el cargo, no confesó su participación. Más bien, admitió que había tomado decisiones equivocadas durante su presidencia. Nixon murió en 1994.
Lo más famoso es que la historia del Watergate ha sido dramatizada en la película Todos los hombres del presidente, inspirada en el libro de no ficción escrito por Bernstein y Woodward.
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