Continuación
Los investigadores compararon entonces ese grupo con más de 400.000 personas de la población general.
Entre los pacientes con hemorragias, el 47 por ciento tomaba medicamentos anticoagulantes. Estos incluían dosis bajas de aspirina; otra clase de fármacos conocidos como antagonistas de la vitamina K (que incluye Coumadin/warfarina); clopidogrel (Plavix); u otros medicamentos anticoagulantes.
La dosis baja de aspirina se asoció con un pequeño riesgo de hematoma subdural; el uso de clopidogrel más una segunda píldora anticoagulante se asoció con un riesgo moderado; y el uso de un antagonista de la vitamina K (AVK), como la warfarina, conllevaba un riesgo mayor, dijeron los investigadores.
Con la excepción de las dosis bajas de aspirina (solas o combinadas con el anticoagulante dipiridamol), el uso simultáneo de más de un medicamento anticoagulante se relacionó con un riesgo sustancialmente mayor de hematoma subdural, según el estudio.
El riesgo era especialmente elevado entre los pacientes que tomaban un tratamiento combinado de un AVK (como la warfarina) más un segundo fármaco, como una dosis baja de aspirina o clopidogrel.
Por último, el equipo danés descubrió que el uso de anticoagulantes aumentó en la población general de Dinamarca entre 2000 y 2015, al igual que la tasa de hematomas subdurales. El mayor aumento de las tasas de hematomas subdurales se produjo en pacientes mayores de 75 años, según los resultados.
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