Tabúes fuera. Los años no pasan en vano para ninguna parte de nuestro cuerpo y la vagina no es una excepción. Y de la misma manera que se invierte tiempo en el cuidado de la piel, la alimentación o la salud física, también deberíamos prestar atención a las necesidades de la vagina.
Es ley de vida. Esta parte del cuerpo femenino también experimenta su propio cambio en las diferentes etapas de nuestra existencia. Sí, como lo lees ¡la vagina cambia con el paso del tiempo! Y no hay que alarmarse, pero sí prestar atención y desterrar mitos absurdos sobre la vagina.
Cada etapa de nuestra vida requiere de un cuidado especial en lo que a los genitales se refiere. La vagina experimenta cambios con la edad, pero hay medidas preventivas para evitar que resulten problemáticos y, si aparecen molestias, se puede recurrir a medidas terapéuticas o, si es preciso, tratamientos específicos. Pero vamos a ver primero cuáles son esos cambios.
- ¿Por qué cambia?
- Niña
- En estado de reposo
- Pubertad
- El despertar de los estrógenos
- Adolescencia
- Los primeros cuidados
- Embarazo y parto
- Riesgo de laxitud y pérdida de sensibilidad
- Menopausia
- Toda una revolución
- El impacto en la vida sexual
- Cómo cuidar la vagina
- Higiene y ropa interior
- Secado hacia atrás
- Uso de preservativo
- Paliar la falta de estrógenos
- Ni duchas vaginales ni productos agresivos
- Otras medidas
- ¿Tratamientos estéticos?
- ¿Y la vulva?
¿Por qué cambia?
Según la doctora María Jesús Cancelo Hidalgo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), casi todas las alteraciones que experimenta la vagina están relacionadas con los estrógenos, unas hormonas que producen los ovarios. Por ejemplo, el epitelio de la vagina son unas células que responden a esas hormonas y su función es la de dar protección frente a algunas enfermedades.
Aunque no todos los cambios están determinados por los estrógenos. Los lactobacilos también juegan un papel importante, pues son microorganismos claves frente a las infecciones: regulan el pH, la acidez propia de la vagina, que varía según las edades y es uno de los mecanismos defensivos fundamentales.
Niña
En estado de reposo
En la primera etapa, cuando nace una niña, la vagina está impregnada de los estrógenos de la madre y podemos encontrar cambios que son muy parecidos a los que vamos hallar después en la mujer cuando ya esta en edad fértil, explica Cancelo Hidalgo. Ese proceso va a durar unos pocos días, prosigue la experta, «porque, lógicamente, cuando ya se eliminan las hormonas maternas, la niña queda como en un estado de reposo hasta que llegue la pubertad».
En la niña que no tiene producción de hormonas vamos a encontrar en la vagina un epitelio muy fino con muy pocas células. Asimismo, aún no hay señal de lactobacilos y el pH de la vagina será elevado.
Pubertad
El despertar de los estrógenos
Ahora bien, en la pubertad, cuando los ovarios empiezan a producir estrógenos, aumenta la población de lactobacilos y el pH vaginal baja. Las células del epitelio van empezando a madurar y proliferan, y esos cambios van a permanecer así durante toda la vida fértil de la mujer, aclara la ginecóloga Cancelo Hidalgo.
Adolescencia
Los primeros cuidados
En esta etapa de la vida lo que hay que vigilar es que se mantenga un pH adecuado, para evitar que aparezcan episodios de hongos y vaginosis bacteriana, que pueden provocar cambios en el flujo vaginal, advierte Sandra Santiago, especializada en salud íntima del centro BeNuren.
Los síntomas son mal olor, escozor y picor en su zona genital, y suelen ser provocados por una alimentación poco equilibrada, llevar ropa ajustada, prendas húmedas o mojadas durante mucho tiempo (ropa deportiva tras el entrenamiento, o bañador en verano) o porque la adolescente comienza a tener relaciones sexuales.
Embarazo y parto
Riesgo de laxitud y pérdida de sensibilidad
El parto vaginal no tiene por qué modificar la salud de la vagina, pero si que es cierto que, durante el embarazo, hay una mayor congestión de los tejidos, una tasa más elevada de hormonas y que muchas mujeres manifiestan un aumento de secreción vaginal, dice la doctora Cancelo Hidalgo.
Otra cuestión es la pérdida de sensibilidad. En la etapa adulta, la mujer sufre un cambio en su zona vaginal y en su suelo pélvico, sobre todo en el momento del embarazo, el parto o tras una episiotomía (corte de tipo quirúrgico que se realiza en el momento del parto). Tras el parto vaginal, la zona queda mucho más laxa, que se percibe en las relaciones sexuales, pues la mujer y su pareja pueden sentir menos fricción durante la penetración, recuerda la especialista del centro BeNuren.
Asimismo, debido al parto, puede aparecer un pequeño bultito en la parte interna de la vagina: se trata de un pequeño prolapso que debe ser tratatado. Según los especialistas consultados, un prolapso puede traducirse en una caída de los tejidos y, sobre todo, del útero, y eso también guarda relación con determinados factores como es el colágeno. La propia consistencia o calidad de los tejidos de esa mujer, que a su vez guarda relación con que tenga o no tenga estrógenos.
Durante el parto la mujer realiza un gran esfuerzo a nivel de suelo pélvico. Por eso sería recomendable una revisión exhaustiva para comprobar el estado de la musculatura y la vagina en general. Sobre todo si se escapa esa «gotita de pipí» al reír o al toser, o se siente mucha diferencia en la penetración, o se detecta un bultito en la pared vaginal.
Menopausia
Toda una revolución
Otra etapa en la que los cambios en la vagina son de gran importancia es durante la menopausia. La mujer deja de producir estrógenos, vuelve más o menos a la situación que tenía en la niñez, disminuye la población de los lactobacilos, el pH vuelve a aumentar y el epitelio de la vagina vuelve otra vez a ser fino, dice la especialista de SEGO.
Ante la falta de estrógeno, en algunos casos se puede presentar sequedad vaginal, picor y ardor, que en algunas mujeres puede llegar a ser molesto o doloroso durante la actividad sexual. Además, puede haber un adelgazamiento y a los problemas vaginales pueden sumarse pérdidas de orina, que se convierten en algo muy habitual cuando el suelo pélvico no se ha trabajado nunca y acaba pasando factura, enfatiza Santiago.
El impacto en la vida sexual
Nos queda claro que la vagina sufre distintos cambios con la edad y en algunas etapas aparecen ciertos síntomas que también pueden llegar a dificultar la actividad sexual, tanto si eres joven y tienes alguna infección de hongos, como si has sido madre y te duele la episiotomía , o si llegas a la etapa más madura y padeces sequedad. De ahí la importancia de tratar a tiempo estas molestias, enfatizan las expertas, que pueden ser fácilmente evitables con el tratamiento adecuado.
La salud vaginal debe importarnos, y aunque a las mujeres cada vez nos cuesta menos hablar de sexo y de los cambios físicos, hay estudios que indican que hay temas que incomodan. Por ejemplo, según una investigación realizada en 2018 por la empresa que fabrica el lubricante Vagisil, solo tres de cada diez españolas que habían tenido algún problema vaginal en el último año habían hablado del tema. Y eso que, según la misma empresa, un 60% de las españolas ha tenido un problema de este tipo.
Pero más allá de los tabúes, existe una regla de oro que todas deberíamos aplicar para mantener nuestra vagina saludable ¡la prevención! Más vale prevenir que lamentar, y eso también aplica en este cuidado íntimo. Las especialistas sugieren una serie de pautas que si aún no las aplicas deberías comenzar a hacerlo ¡ya!
Cómo cuidar la vagina
Higiene y ropa interior
En el día a día solo se necesita agua y jabón para una higiene genital adecuada. Obviamente, intenta que esos jabones sean los menos agresivos para la microbiota vaginal, porque esos microorganismos que viven en la vagina nos ayudan a prevenir las infecciones. También se debe evitar ciertos productos para dar buen olor a esta zona o sustancias agresivas para la vagina y la vúlva. De hecho, algunos doctores aseguran que la higiene de esta zona debería hacerse sólo con agua.
Además conviene evitar prendas apretadas que puedan ejercer presión continuada sobre los genitales. En algunos casos hay tener cuidado con el tipo de tejido en la ropa interior: por ejemplo, hay mujeres que son propensas a la irritación por el nylon. Una buena opción es recurrir al algodón no pintado, es decir braguitas de algodón blanco.
Secado hacia atrás
Las infecciones son muy frecuentes a lo largo de la vida de la mujer. De ahí la importancia de tomar medidas preventivas. Una de ellas es la higiene adecuada que deberíamos aprender desde niñas. Por ejemplo, es importante que durante los lavados o secados siempre lo hagamos de delante hacia atrás para evitar arrastrar los gérmenes patógenos que pueden haber en el recto e intentar evitar que vengan hacia delante y contaminen la vagina.
Uso de preservativo
La infecciones vaginales también pueden llegar por contacto, por vía genital. Cuando se tiene relaciones sexuales, nunca está de más tomar medidas de prevención de contagios como el uso del preservativo.
Paliar la falta de estrógenos
También se pueden tomar medidas preventivas cuando surgen problemas patológicos. Uno de ellos es la falta de estrógenos en la menopausia. Se pueden hacer tratamientos que ayuden a aplicar lo que está faltando a la mujer en esta etapa. En caso de no querer recurrir a los tratamientos con estrógenos, otra opción son los hidratantes y lubricantes que pueden ayudar a mejorar los síntomas y proporcionan mayor confort a la mujer.
Ni duchas vaginales ni productos agresivos
Olvídate de todo aquello que pueda modificar las condiciones de salud de la vagina, sobre todo las duchas vaginales y también el uso continuado de protectores sanitarios.
Otras medidas
Recuerda que tener un pH, una tonicidad y una lubricación adecuadas es imprescindible para la vagina. Intenta mantener la higiene correcta con jabones neutros y una alimentación equilibrada, y si hace falta, alimentos con aporte de lactobacillus para reforzar la flora vaginal. También seca bien la zona después del baño. Y mantén el vello en la zona púbica para proteger de infecciones.
Hay cambios que son inevitables como en el embarazo, el parto o la llegada de la menopausia. En ese momento es idóneo consultar con un ginecólogo y realizar una valoración tanto muscular como tisular de la vagina. Y pide información a los especialistas sobre los nuevos tratamientos, si son necesarios, que se puedan adaptar mejor a tus necesidades.
¿Tratamientos estéticos?
La vicepresidenta de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia pone énfasis en que la mejor manera de mantener la vagina en buenas condiciones es optar por medidas preventivas. En el caso de los tratamientos estéticos, recomienda ser cautelosos sobre cómo se hacen, por qué se hacen, e informarnos en cuanto a su eficacia y resultado a largo plazo, un aspecto que todavía no ha sido muy estudiado y sobre lo que no hay resultados muy concluyentes.
A su vez, Sandra Santiago aconseja realizarse una revisión global después de la maternidad para saber cómo está la zona íntima, tanto a nivel de tejido como a nivel muscular A partir de ahí, siempre se recomienda un trabajo de recuperación del suelo pélvico. En las demás etapas de la mujer, si siente picor, escozor o malestar en las relaciones, hay que realizar un estudio ginecológico para abordar las posibles soluciones.
La tecnología ha avanzado en los últimos años. Al igual que hay más tratamientos para rejuvenecer el rostro o fortalecer músculos de otra parte de nuestro cuerpo, existen también tratamientos poco agresivos para la zona íntima. Desde BeNuren apuntan dos: el láser diodo vaginal y el vaginal training.
El láser diodo vaginal es un tratamiento no invasivo (no produce quemaduras) y poco agresivo. Quienes lo realizan aseguran que se produce una regeneración tisular y crea nuevo colágeno de forma natural. Esto hace que la vagina tenga un pH más saludable, refuerza las paredes vaginales, mejora la elasticidad y lubricación del tejido. Además, dicen, hay una mejora notable en las relaciones sexuales.
El vaginal training , por su parte, es un programa de entrenamiento que ayuda a comprender mejor el cuerpo y saber mover todos los músculos del suelo pélvico, que tiene una función muy importante de sujeción de órganos internos como la vejiga, el recto o útero y cuyo deterioro puede provocar incontinencia urinaria y patologías más graves, como prolapsos. El Vaginal Training enseña a la mujer, a través del juego, a localizar el conjunto de músculos y a contraerlo de forma correcta. Además, puede ayudar incluso a las deportistas que realizan deportes de impacto a proteger su suelo pélvico. Con este método aumenta la fuerza vaginal y la intensidad de la penetración en las relaciones sexuales.
¿Y la vulva?
La vulva también cambia con la edad, responden las expertas. Los receptores para estrógenos no solo están en la vagina, sino también en la piel de la vulva, la zona de introito (orificio vaginal), los labios mayores y los labios menores. El paso del tiempo incluso provoca un cambio de morfología: los labios se van haciendo más pequeños y más finos, y lo mismo sucede con el tejido que los conforma, que puede ser más propenso a lesiones cuando hay una actividad sexual.
Estéticamente, los labios mayores empiezan a perder colágeno y por eso empiezan a perder turgencia y se registra una mayor flacidez. Muchas mujeres no se sienten cómodas con el aspecto de su vulva, y más en una época de depilaciones más radicales. Pero cualquier criterio médico debe primar sobre lo estético.
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