El tratamiento de la espondilosis cervical tiene como objetivo aliviar los síntomas de dolor y evitar daños permanentes en los nervios.
Alivio del dolor
Analgésicos de venta libre
Se cree que los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son los analgésicos más eficaces para los síntomas de la espondilosis cervical. Algunos de los AINE más utilizados son:
- diclofenaco
- ibuprofeno
- naproxeno
Si un AINE no le ayuda a aliviar el dolor, debe probar una alternativa.
Sin embargo, los AINE pueden no ser adecuados si tiene asma, presión arterial alta, enfermedad hepática, enfermedad cardíaca o antecedentes de úlceras de estómago. En estas circunstancias, suele ser más adecuado el paracetamol. Su farmacéutico o médico de cabecera puede aconsejarle.
Codeína
Si su dolor es más intenso, su médico de cabecera puede recetarle un analgésico opiáceo suave llamado codeína. Suele tomarse en combinación con AINE o paracetamol.
Un efecto secundario frecuente de la codeína es el estreñimiento. Para evitar el estreñimiento, beba mucha agua y consuma alimentos ricos en fibra, como pan integral, arroz integral, pasta, avena, alubias, guisantes, lentejas, cereales, semillas, frutas y verduras.
La codeína puede ser inadecuada para algunas personas, especialmente si se toma durante períodos prolongados. Su médico de cabecera puede aconsejarle sobre si es seguro que tome codeína.
En general, no se recomienda a las personas que tienen problemas respiratorios (como el asma) o lesiones en la cabeza, en particular las que aumentan la presión en el cráneo.
Relajantes musculares
Si experimenta espasmos, cuando los músculos del cuello se tensan repentinamente de forma incontrolada, su médico de cabecera puede recetarle un tratamiento corto de un relajante muscular como el diazepam.
Los relajantes musculares son sedantes que pueden hacer que se sienta mareado y somnoliento. Si le han recetado diazepam, asegúrese de no conducir. Tampoco debe beber alcohol, ya que el medicamento puede exagerar sus efectos.
Los relajantes musculares no deben tomarse de forma continuada durante más de una semana o 10 días seguidos.
Amitriptilina
Si el dolor persiste durante más de un mes y no ha respondido a los analgésicos anteriores, su médico de cabecera puede recetarle un medicamento llamado amitriptilina.
La amitriptilina se diseñó originalmente para tratar la depresión, pero los médicos han descubierto que una pequeña dosis también es útil para tratar el dolor nervioso. Puede experimentar algunos efectos secundarios al tomar amitriptilina, incluyendo:
- somnolencia
- boca seca
- visión borrosa
- estreñimiento
- dificultad para orinar
No conduzca si amitriptilina le produce somnolencia. La amitriptilina no debe ser tomada por personas con antecedentes de enfermedad cardíaca.
Gabapentina
La gabapentina (o un medicamento similar llamado pregabalina) también puede ser recetada por su médico de cabecera para aliviar el dolor irradiado en el brazo o los pinchazos causados por la irritación de la raíz nerviosa.
Algunas personas pueden experimentar efectos secundarios que desaparecen cuando dejan de tomar el medicamento, como una erupción cutánea o inestabilidad. La gabapentina debe tomarse con regularidad durante al menos dos semanas antes de que se aprecie algún beneficio.
Inyección de un analgésico
Si su dolor irradiado en el brazo es especialmente intenso y no se resuelve, puede existir la opción de una «inyección transforaminal de la raíz nerviosa», en la que se inyecta un medicamento esteroide en el cuello donde los nervios salen de la columna vertebral. Esto puede disminuir temporalmente la inflamación de la raíz nerviosa y reducir el dolor.
Los efectos secundarios incluyen dolor de cabeza, adormecimiento temporal de la zona y, en casos raros, lesión de la médula espinal (parálisis de las extremidades).
Su médico de cabecera tendría que remitirle a una clínica del dolor si desea explorar esta opción.
Ejercicio y cambios en el estilo de vida
Podría considerar:
- hacer ejercicios aeróbicos de bajo impacto como nadar o caminar
- usar una almohada firme por la noche para reducir la tensión en el cuello
- corregir la postura al estar de pie y sentado
No se recomienda el uso a largo plazo de un collarín o abrazadera, ya que puede empeorar sus síntomas. No lleve un corsé durante más de una semana, a menos que su médico de cabecera se lo aconseje específicamente.
Cirugía
La cirugía suele recomendarse en el tratamiento de la espondilosis cervical sólo si:
- hay pruebas claras de que un nervio está siendo pinzado por una hernia discal o un hueso (radiculopatía cervical), o su médula espinal está siendo comprimida (mielopatía cervical)
- hay un daño subyacente en su sistema nervioso que probablemente empeore si no se realiza la cirugía
La cirugía también puede recomendarse si tiene un dolor persistente que no responde a otros tratamientos.
Es importante subrayar que la cirugía a menudo no conduce a una cura completa de los síntomas. Es posible que sólo pueda evitar que los síntomas empeoren.
El tipo de cirugía utilizada dependerá de la causa subyacente de su dolor o daño nervioso. Las técnicas quirúrgicas que pueden utilizarse son:
- Discectomía cervical anterior: se utiliza cuando una hernia discal o un osteofito (bulto de hueso extra) está presionando un nervio. El cirujano realiza una incisión en la parte delantera del cuello y extrae el disco o el trozo de hueso problemático. Este procedimiento da lugar a una fusión a través de la articulación del disco. Algunos cirujanos insertan un sustituto óseo para favorecer la fusión y, en ocasiones, colocan una placa metálica a través del disco si hay deslizamiento de una vértebra sobre la inferior.
- Laminectomía cervical: el cirujano realiza una pequeña incisión en la parte posterior del cuello y retira los trozos de hueso que presionan la médula espinal. Un método similar se conoce como laminoplastia, en la que los huesos se abren para ampliar el espacio, pero no se extraen.
- Sustitución protésica del disco intervertebral – Esta técnica quirúrgica relativamente nueva consiste en extraer un disco desgastado de la columna vertebral y sustituirlo por un disco artificial. Los resultados de esta técnica han sido prometedores, pero como todavía es nueva, no hay pruebas de su eficacia a largo plazo ni de si habrá complicaciones.
La mayoría de las personas pueden abandonar el hospital en tres o cuatro días, pero pueden pasar hasta ocho semanas antes de que pueda retomar sus actividades normales. Esto puede repercutir en su empleo, dependiendo del tipo de trabajo que realice.
A muchas personas se les recomienda volver a trabajar a tiempo parcial al principio, aunque debe hablarlo con su empleador antes de la cirugía.
Complicaciones de la cirugía
Como todos los procedimientos quirúrgicos, la cirugía de la columna cervical conlleva cierto riesgo de complicaciones, incluyendo:
- Complicaciones poco frecuentes asociadas a la anestesia general – como un ataque al corazón, un coágulo de sangre en el pulmón (embolia pulmonar) o una reacción alérgica grave (anafilaxia)
- Algunas dificultades leves para tragar (disfagia) – esto suele pasar en pocos meses
- Voz ronca – es una complicación poco frecuente, pero cuando se produce puede ser permanente
- parálisis (incapacidad para mover una o más partes del cuerpo) – que podría ocurrir si hay una hemorragia en el canal espinal después de la cirugía, o si se daña el suministro de sangre a los nervios de la columna vertebral
- infección de la herida después de la operación, que no suele ser grave y puede tratarse con antibióticos (una infección más profunda de la columna vertebral es más grave, pero es muy poco frecuente)
- daño de los nervios, que se produce en raras ocasiones, lo que puede dar lugar a una sensación persistente de entumecimiento y «pinchazos»
Si se decide que podría beneficiarse de la cirugía, su asesor le explicará los riesgos y beneficios.
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