El 18 de enero de 1803, Thomas Jefferson solicita fondos al Congreso para financiar la expedición de Lewis y Clark.
Jefferson pidió oficialmente 2.500 dólares de financiación al Congreso, aunque algunas fuentes indican que la expedición costó finalmente más de 50.000 dólares. A Meriwether Lewis se le unió su amigo William Clark y otras 50 personas en el viaje, incluyendo un afroamericano esclavizado y una guía nativa americana llamada Sacagawea. El equipo, al que Jefferson llamó Cuerpo de Descubrimiento, inspeccionó primero el territorio que comprendía la Compra de Luisiana, una vasta extensión que llegaba hasta el norte de la actual Dakota del Norte, al sur del Golfo de México y se detenía en la frontera oriental del territorio español en la actual Texas. A continuación, el equipo cruzó las Rocosas y navegó por rutas fluviales hasta la costa del Pacífico, en el actual Oregón. A su regreso, los informes del dúo sobre las exóticas y sobrecogedoras nuevas tierras que habían encontrado provocaron una nueva ola de expansión hacia el oeste.
Jefferson propuso por primera vez la expedición exploratoria incluso antes de que Napoleón ofreciera vender a Estados Unidos el territorio americano de Francia, que pasaría a conocerse como la Compra de Luisiana, y contaba con la autorización del Congreso para iniciar un reconocimiento de la zona cuando las noticias de la oferta de venta de Napoleón llegaran a Washington. En un golpe de suerte para Estados Unidos, Napoleón había abandonado los planes de establecer un punto de apoyo francés en el flanco sur de América y vendió la tierra a Estados Unidos para subvencionar su conquista de Europa.
Aunque no reveló sus intenciones al Congreso, Jefferson planeaba enviar a Meriwether Lewis, su secretario privado, en una misión de reconocimiento que superaba con creces los límites de la Compra de Luisiana para determinar hasta dónde podría extenderse el comercio de pieles en Norteamérica hacia el oeste y para evaluar la viabilidad de una futura expansión territorial hacia el oeste. Al engañar al Congreso, Jefferson había reprimido temporalmente su disgusto por el abuso de los privilegios del ejecutivo para lograr un objetivo estratégico. Producto de la Ilustración, Jefferson era un hombre con fuertes principios políticos, pero también estaba fascinado por lo que la expedición podría aportar en términos de descubrimiento científico y aventura. Jefferson pretendía reclamar más territorio para Estados Unidos, eliminar la competencia extranjera y convertir a las naciones indias al cristianismo, viendo la expansión hacia el oeste como una forma de que la nación mantuviera sus valores agrarios y se protegiera de los mismos peligros políticos que asolaban lo que él veía como una Europa cada vez más superpoblada.
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