8. Sus libros
Estudie el espacio de almacenamiento que tiene disponible en su casa para los libros. Guarda sólo los libros que quepan en ese espacio. Regala los libros que te sobren (a menos que sientas la necesidad de comprar más espacio de almacenamiento porque eres un ratón de biblioteca y te encantan los libros). Done o tire los libros que ya no quiera, que estén en mal estado o de los que tenga varios ejemplares.
9. Objetos extraños
¡El desorden puede invadirnos sin que nos demos cuenta! Revisa tu casa en busca de excesos o múltiplos de cosas. Aquí tienes algunas ideas: cargadores de móviles viejos, manuales de instrucciones obsoletos, calcetines con agujeros o sin un par que haga juego, exceso de bolsas de plástico y perchas, proyectos de manualidades a medio terminar, suscripciones de correo electrónico no deseadas, correo basura… Echa un vistazo a estos proyectos de desorden para cada mes del año.
10. El pasillo
Zapatos, abrigos, bolsos, gorros, bufandas, balones de fútbol, correo entrante, llaves, cartas del colegio… todas estas cosas tienden a quedar tiradas en el pasillo al entrar y salir por la puerta principal, a no ser que les encuentres un hogar más organizado y adecuado. Piensa en el uso que haces de tu pasillo y en el tipo de cosas que se acumulan en él. ¿Necesita cajas para los zapatos, ganchos para los abrigos, estanterías o armarios para los bolsos, un recipiente o ganchos para las llaves? Encuentra la forma de utilizar el espacio disponible y de darle a cada cosa un hogar. Enseña a tu familia a poner y guardar cada cosa en su sitio.
11. Tu garaje o desván
A menudo es el vertedero de cosas al azar, cosas que no queremos tirar, para guardarlas por si acaso las necesitamos, no para ahora sino quizá para otra temporada, cosas que no queremos que abarroten nuestra casa y que no podemos, no queremos o no queremos tirar. Elige sólo un rincón del garaje o del desván para ordenar, no todo el espacio. Programa el temporizador para 5, 10 o 30 minutos. Piensa detenidamente en la última vez que utilizaste cada objeto. Si te deshicieras de él sólo para descubrir que lo necesitas, ¿sería realmente caro reemplazarlo? Sé despiadado, pero práctico. Coloca las cosas en tres montones: conservarlas, donarlas o tirarlas. Cuando suene el temporizador, detente. Lleva la pila de las donaciones a la tienda de caridad y la pila de los desechos a la basura. Haz otra sesión de limpieza dentro de una semana (anótalo en tu calendario) y observa cómo se reduce el desorden
12. Armarios por toda la casa
Revisa los armarios de tu casa. ¿Te acuerdas de lo que hay ahí o son un vertedero de cosas con las que no sabes qué hacer? Elige un armario cada vez, sácalo todo y revísalo de forma coherente con los montones de guardar/donar/tirar. Encuentra un hogar adecuado para las cosas que quieres conservar y ocúpate inmediatamente de los otros dos montones para que no acaben quedando fuera y contribuyan al desorden.
«Si no estás utilizando las cosas de tu casa, deshazte de ellas. No vas a empezar a usarlas más metiéndolas en algún armario». (Joshua Becker)
13. Tus joyas
Revisa tus joyas, quédate con las que te gustan, dona/tira el resto. Límpialo todo y vuelve a ponerlo en orden.
14. La encimera de la cocina
Retira todos los objetos, límpiala a fondo y vuelve a poner allí sólo lo que sea imprescindible. Busca un nuevo hogar/dona/tira todo lo demás.
15. Tu mesilla de noche
La superficie y los cajones no deben ser un vertedero de cosas al azar. Ten sólo lo que necesites para la noche y a primera hora de la mañana, por ejemplo, una luz, un despertador/tu teléfono, un libro, una libreta y un bolígrafo. Deshazte del resto, ya que te distraerá de una hora de dormir tranquila y de un buen sueño nocturno.
16. Abrigos y zapatos de exterior
Revisa todo esto y, en el caso de la ropa de tus hijos, asegúrate de que aún les queda. Dona/tira el resto. Calcula qué abrigos, si es que hay alguno, necesitas fuera para la temporada concreta en la que estás y guarda el resto. Por ejemplo, no necesitas un mac ligero en tu perchero si está nevando y hace frío fuera.
17. Los libros de tus hijos
Con o sin tus hijos, ordena los libros, dona los que ya no lees, tira los andrajosos y guarda el resto en una bonita librería o en una estantería.
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