Antecedentes: El dolor persistente después del parto por cesárea y el parto vaginal ha sido objeto de sólo unos pocos artículos de investigación. El resultado principal de nuestro estudio prospectivo fue la incidencia del dolor persistente y su asociación con el modo de parto. También estudiamos la naturaleza y la intensidad del dolor después del parto.

Métodos: Se distribuyó un cuestionario en el día 2 del posparto a 1052 mujeres que habían dado a luz por vía vaginal y a 502 que habían tenido un parto por cesárea en un hospital de maternidad terciario de Helsinki, Finlandia, en 2010. Se envió un segundo cuestionario a las mujeres un año después. Se registraron los antecedentes de salud de las mujeres, los antecedentes obstétricos y los antecedentes de dolor previo, los detalles del parto por cesárea o el parto vaginal, y la descripción del dolor, si estaba presente.

Resultados: La incidencia de dolor persistente al año del parto fue mayor tras el parto por cesárea (85/379 ) que tras el parto vaginal (58/713 : P < .001, riesgo relativo 2,8, intervalo de confianza del 95% 2,0-3,8). Debido a las diferencias iniciales entre los grupos, se realizó un análisis de regresión logística con el dolor persistente como factor dependiente que confirmó el modo de parto como predictor del dolor persistente. La incidencia de dolor persistente calificado como moderado o más grave (25/379 frente a 25/713 : P = 0,022, riesgo relativo 1,9, intervalo de confianza del 95%: 1,1-3,2) también fue mayor tras el parto por cesárea que tras el parto vaginal. En el análisis de regresión logística, la incidencia del dolor persistente fue significativamente más frecuente en las mujeres con antecedentes de dolor previo y entre las primíparas. Las mujeres con dolor persistente habían experimentado más dolor al día siguiente del parto por cesárea (P = 0,023) y durante el parto vaginal (P = 0,030) que las que no informaron de dolor persistente. Las complicaciones como el traumatismo perineal, la episiotomía, la extracción con ventosa, la endometritis, la infección de la herida o la depresión antes o después del parto no predisponían a las mujeres a sufrir dolor persistente. El 41% de las mujeres que tuvieron un parto vaginal y el 2% de las que tuvieron un parto por cesárea informaron de que tenían dolor persistente al año.

Conclusiones: La incidencia de dolor persistente a 1 año es mayor después del parto por cesárea que después del parto vaginal. El dolor poco después del parto por cesárea y durante el parto vaginal se correlaciona con el dolor persistente.