El diagnóstico de la lepra se basa normalmente en los signos y síntomas clínicos. Estos son fáciles de observar y de obtener por cualquier trabajador sanitario tras un breve periodo de formación. En la práctica, la mayoría de las veces las personas que presentan estas dolencias acuden por sí mismas al centro de salud. Sólo en raras ocasiones es necesario utilizar el laboratorio y otras investigaciones para confirmar el diagnóstico de lepra.
En un país o zona endémica, se considerará que un individuo tiene lepra si presenta UNO de los siguientes signos cardinales:
- Lesión cutánea compatible con la lepra y con pérdida sensorial definida, con o sin nervios engrosados
- Pintura cutánea positiva
La lesión cutánea puede ser única o múltiple, normalmente menos pigmentada que la piel normal circundante. A veces la lesión es rojiza o cobriza. Puede observarse una variedad de lesiones cutáneas, pero son comunes las máculas (planas), las pápulas (elevadas) o los nódulos. La pérdida de sensibilidad es una característica típica de la lepra. La lesión cutánea puede mostrar una pérdida de sensibilidad a la punción y/o al tacto ligero. El engrosamiento de los nervios, principalmente de los troncos nerviosos periféricos, es otra característica de la lepra. Un nervio engrosado suele ir acompañado de otros signos como resultado del daño al nervio. Estos pueden ser la pérdida de sensibilidad en la piel y la debilidad de los músculos suministrados por el nervio afectado. En ausencia de estos signos, el engrosamiento del nervio por sí mismo, sin pérdida de sensibilidad y/o debilidad muscular no suele ser un signo fiable de lepra. Frotis cutáneo positivo: En una pequeña proporción de casos, los bacilos de la lepra con forma de bastón y teñidos de rojo, que son diagnósticos de la enfermedad, pueden verse en los frotis tomados de la piel afectada cuando se examinan al microscopio después de una tinción adecuada.
Una persona que presenta lesiones cutáneas o con síntomas que sugieren una lesión nerviosa, en la que los signos cardinales están ausentes o son dudosos, debe ser llamada «caso sospechoso» en ausencia de un diagnóstico alternativo inmediatamente evidente. A estas personas se les debe informar de los hechos básicos de la lepra y aconsejarles que vuelvan al centro si los signos persisten durante más de seis meses o si en cualquier momento se observa un empeoramiento. Los casos sospechosos también pueden ser enviados a clínicas de referencia con más facilidades para el diagnóstico.
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