Dicen que el tiempo lo cura todo pero yo digo que el tiempo da respuestas si lo pides amablemente. Tuvimos la oportunidad de revivir el pasado y responder a preguntas sin respuesta llámalo Deja Vu si quieres.
La vida me lanzó una bola curva inesperada como en los viejos tiempos busqué a mi mejor amiga. A lo que ella me dio un sermón sobre cómo no debería depender siempre de ella, que debería ahorrar dinero para mis emergencias. En ese momento me di cuenta de que ella había redefinido los parámetros de nuestra amistad hace tiempo. Eso explicaba su reacción en el centro comercial y el trato silencioso de camino a casa en aquel entonces.
Mi dolor no se debía a que ella no me apoyara, ni a que me regañara en mi momento más bajo. Fue que en algún momento perdimos lo que nos mantenía unidos, la amistad. Los mismos cimientos que nos sostuvieron durante 6 años se estaban desmoronando y no había nada que yo pudiera hacer.
Tal vez en algún lugar de la línea, fallé como amigo, tal vez al aferrarse a nuestra amistad, ella se dobló mucho hacia atrás que se rompió. No lo sé, espero que algún día lo sepa.
¿Cuándo es el momento de dejar ir una amistad?
Cuando ayudar o mirar por el otro se siente más como una obligación que como un gesto amable. Normalmente estamos más que dispuestos a ayudar a nuestros amigos porque es una oportunidad para fortalecer nuestro vínculo. Pero en los casos en los que nos obligamos a ayudar acabamos resentidos con el otro.
-Cuando te encuentras inventando excusas para la otra persona «quizás está ocupada», «quizás está estresada y no quiso decir lo que dijo» uno de los componentes que conforman una relación sana es la autenticidad. Dejar que la otra persona rellene el espacio en blanco no sólo es abrumador sino muy desconsiderado.
– Cuando eres el único que se esfuerza por mantener la amistad, ya sea a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto o incluso visitas. Cualquier relación unilateral no es saludable, ya que disminuye la autoestima de la persona.
– Cuando las conversaciones y actividades que antes eran fáciles y divertidas parecen una tarea. La vida es un descubrimiento de uno mismo es normal que la gente cambie. Cuando no tenemos nada en común es más saludable gravitar hacia personas más compatibles.
– No os habéis visto o no habéis mantenido el contacto en años. Nuestros estilos de vida ocupados hacen que sea difícil llegar a con el tiempo todo se siente como excusas. Y si no se hace ningún esfuerzo por mantener la amistad sufre una muerte natural. La amistad, como cualquier compromiso, requiere atención, no se puede poner en el estante y sacarla cuando sea conveniente.
Anímate, no todas las amistades están destinadas a terminar, con trabajo y esfuerzo podemos mantener amistades para toda la vida. Aristóteles lo destacó al distinguir la amistad accidental de la intencional. La amistad accidental se basa en la utilidad o el disfrute. Se basan únicamente en la conveniencia y terminan una vez que se acaba el beneficio. Mientras que las amistades intencionales se forjan a partir de un profundo conocimiento del carácter de cada uno y se producen cuando nos acomodamos a las debilidades del otro. Conocer estas diferencias nos ayudará a clasificar a nuestros amigos para poder navegar mejor por la amistad.
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