La contaminación del agua puede tener graves consecuencias para toda la vida en la Tierra, ya sea por la eliminación inadecuada de los residuos y los métodos inadecuados de tratamiento en los epicentros urbanos o por los vertidos de petróleo y la escorrentía agrícola que llegan a nuestros mares y océanos. He aquí un rápido vistazo a algunas de las principales formas en que puede afectar negativamente a los seres humanos, los animales y las plantas.
Destrucción de la flora y la fauna acuáticas
Hay innumerables especies de plantas y animales que dependen del agua para su supervivencia, por lo que son las más susceptibles a la contaminación del agua. El vertido de petróleo de Deep Horizon en 2010, por ejemplo, afectó negativamente a más de 82.000 aves, 6.000 tortugas, 25.900 mamíferos marinos y un número no cuantificado de peces e invertebrados. Mientras tanto, otras formas de contaminación pueden destruir los ecosistemas y hábitats cuidadosamente equilibrados de los organismos que viven en el agua, acabando con especies enteras.
Suministros de agua potable
La contaminación de las fuentes de las que nos abastecemos de agua potable a lo largo de los siglos significa que 2.100 millones de personas -o algo más de una cuarta parte de la población mundial- no tienen acceso al agua potable. De hecho, a pesar de los enormes avances en el control innovador de la calidad del agua en línea en las redes de agua potable, incluso los países prósperos pueden encontrarse a merced del agua potable impura. En 2014, la ciudad de Flint, en Michigan (Estados Unidos), vio cómo se infiltraban niveles peligrosos de plomo en sus suministros, lo que supuso la exposición de más de 100.000 personas y la muerte de al menos 12.
Alteración de la cadena alimentaria
La contaminación microscópica de una masa de agua tan grande como el océano Pacífico puede parecer insignificante, pero diminutos microplásticos, productos químicos, metales pesados y otros contaminantes pueden ser ingeridos por los microorganismos e interferir en sus órganos internos. Estos son luego consumidos por animales más grandes y así la contaminación se abre paso gradualmente en la cadena alimentaria. En algún momento, es posible que los contaminantes acaben con un eslabón por completo o que lleguen a la cúspide de la pirámide comprometiendo la salud humana.
Agricultura
El delicado equilibrio entre el agua y la agricultura es fundamental para el medio ambiente, por lo que es imperativo que el agua utilizada para el riego de los cultivos y el sustento del ganado se mantenga escrupulosamente limpia. De no hacerlo, podría dañar el valor nutricional de los rendimientos producidos por los agricultores o, peor aún, hacerlos tóxicos para los seres humanos. Incluso si el problema se reconoce antes de que pueda causar demasiados daños, la escasez de agua en el período en que se resuelve podría provocar un descenso de las cosechas y provocar la pobreza alimentaria de las personas más vulnerables del mundo.
Crisis económica
Hasta ahora, todas las consecuencias anteriores de la contaminación del agua se han centrado en los impactos sobre la salud, pero los costes de la contaminación del agua también pueden ser financieros. El año pasado, las autoridades japonesas anunciaron que se estaban quedando sin espacio para mantener bajo contención los suministros de agua contaminada procedentes del desastre de la central de Fukushima. Los estudios han indicado que es probable que al gobierno le cueste un mínimo de 660.000 millones de dólares limpiar completamente las secuelas del incidente.
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