Los científicos han puesto fin a la antigua pregunta de cómo se pegan los geckos a las paredes. La respuesta son las fuerzas de van der Waals, atracciones moleculares que operan en distancias muy pequeñas. Los investigadores ya están intentando utilizar su descubrimiento para fabricar robots que trepen por las paredes y diseñar materiales que se adhieran a superficies secas.

Al menos desde Aristóteles, los científicos se han preguntado cómo se adhieren los gecos a las paredes. Hace tiempo que descartaron las hipótesis que implicaban secreciones pegajosas, ventosas y pequeños ganchos, dejando sólo dos posibilidades. Una es que los lagartos tropicales se adhieran a las superficies a través de una fina película de agua. Como las moléculas de agua son polares -sus cargas eléctricas están distribuidas de forma desigual-, podrían adherirse a alguna molécula polar de las patas de los gecos. La otra posibilidad es que las salamanquesas se peguen debido a la fuerza de Van der Waals. Esta fuerza proviene de las fluctuaciones en las distribuciones de carga entre moléculas vecinas, que no tienen por qué ser polares; sus fluctuaciones de carga se sincronizan de forma natural, creando una fuerza de atracción.

Los semiconductores ayudaron a decidir entre las dos hipótesis. El biólogo Kellar Autumn, del Lewis and Clark College de Portland (Oregón), y sus colegas probaron si los geckos podían adherirse al dióxido de silicio, que es polar, y al arseniuro de galio, que no lo es. Las patas de los lagartos eran igual de pegajosas en las dos superficies, lo que demuestra que las fuerzas de Van der Waals están actuando, informa el equipo en la edición en línea del 27 de agosto de Proceedings of the National Academy of Sciences. La razón por la que un pie de geco se adhiere -y el suyo no- es que está recubierto de millones de pelos diminutos (ScienceNOW, 8 de junio de 2000).

Anthony Russell, de la Universidad de Calgary, califica el estudio de «elegante», pero dice que los complejos pelos y pies de las 850 especies conocidas de gecos aún guardan muchos secretos. En particular, nadie sabe qué adaptaciones funcionan en qué tipo de superficies naturales. Para Matthew Tirrell, decano de ingeniería de la Universidad de California en Santa Bárbara, eso significa que los nuevos inventos basados en el pelo de las salamanquesas no serán sencillos de diseñar.

Autumn y su equipo no se dejan intimidar. Ya tienen dos patentes basadas en su descubrimiento e incluso están trabajando con la empresa iRobot de Somerville (Massachusetts) y con el Departamento de Defensa de Estados Unidos para construir un robot trepador de paredes. «No puedo ver la película de Spiderman sin pensar: ‘Podemos hacerlo mejor'», dice. «Después de todo, los geckos comen arañas».

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El resumen del estudio
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