«Es como llevar zapatos. Si te compras un par de zapatos nuevos, al principio te van a rozar o te van a hacer daño. O un nuevo par de gafas: te vuelves muy consciente de ellas», dice el doctor Sairam Parthasarathy, director médico del Centro de Trastornos del Sueño de la Universidad de Arizona. «Pero después de un tiempo, se convierte en algo natural. Te lo pones sin pensar».

Ruido: En los viejos tiempos, las máquinas de CPAP eran toscas y ruidosas. En lugar de un «whoosh», era más bien un «WHOOSH». Algunas hacían sonidos metálicos y chasquidos.

Pero eso era antes. Las máquinas de hoy son más pequeñas, más silenciosas y mucho menos perceptibles. Muchas marcas son casi silenciosas. Eso es una ventaja no sólo para los usuarios de CPAP, sino también para sus compañeros de cama.

Presión: Las máquinas tienen diferentes ajustes de presión de aire. Algunas de ellas la varían dependiendo de si usted está inhalando o exhalando. Su médico le ayudará a determinar el nivel que le resulte cómodo y le ayude más.

Sequedad: Algunos usuarios de CPAP dicen que todo ese aire forzado reseca la nariz y la boca. Muchas máquinas tienen humidificadores para solucionarlo. Algunos incluso calientan el aire húmedo.

Dificultad para respirar por la nariz: Si se siente congestionado por alergias, problemas de sinusitis o un problema físico con la nariz, puede tener problemas para usar una máquina CPAP. Pero el problema suele desaparecer cuando se trata la congestión, ya sea con medicamentos, tratamientos contra la alergia o, a veces, con cirugía.

«Mucha gente tiene obstrucción o congestión nasal y ni siquiera lo sabe». dice Parthasarathy. El tratamiento de esos problemas hace que la CPAP les funcione mucho mejor.