De todas las razones para dormir bien, puede que proteger su corazón no sea la más importante. Pero quizá debería serlo. La duración del sueño ha disminuido entre 1,5 y 2 horas por noche por persona en los últimos 50 años. Pero varios estudios recientes muestran vínculos entre la duración reducida del sueño, definida como menos de seis horas de sueño, y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.
Una revisión del European Heart Journal de 2011 de 15 estudios médicos en los que participaron casi 475.000 personas encontró que los durmientes cortos tenían un 48% más de riesgo de desarrollar o morir de enfermedad coronaria (CHD) en un período de seguimiento de siete a 25 años (dependiendo del estudio) y un 15% más de riesgo de desarrollar o morir de accidente cerebrovascular durante este mismo tiempo. Curiosamente, los que dormían mucho, es decir, los que dormían una media de nueve o más horas por noche, también mostraban un riesgo 38% mayor de desarrollar o morir de cardiopatía coronaria y un riesgo 65% mayor de sufrir un ictus.
Los investigadores advierten que los mecanismos que subyacen al sueño acortado y prolongado y a las enfermedades cardíacas no se comprenden del todo. «La falta de sueño no provoca necesariamente enfermedades cardíacas», afirma la doctora Phyllis Zee, profesora de neurología y directora del Programa de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern. «En realidad, aumenta los factores de riesgo de las enfermedades cardíacas».
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