A veces los autores de no ficción se confunden con los apéndices: cuándo son necesarios, cómo hacerlos y cuándo es mejor no hacerlos. Este artículo responderá a todas las preguntas sobre apéndices que me han hecho mis clientes a lo largo de los años, para beneficio de mis lectores autores. Por cierto, el plural de apéndice es apéndices. Aunque cada vez es más aceptable escribir «apéndices», la mayoría de la gente lo ve con malos ojos y lo considera un error ortográfico. Lo mejor es utilizar la ortografía tradicional para evitar que parezca que te equivocas.

¿Qué es un apéndice?

Un apéndice es un material complementario (normalmente un artículo, un formulario o una lista) que un autor añade al final del libro. Puede ser cualquier cosa que quieras que tus lectores tengan y que no pertenezca realmente al corazón del libro, a los capítulos. A veces, la información que se desea compartir es demasiado larga, compleja o tangencial como para encajar en el contexto de un capítulo, lo que interrumpiría el flujo de la escritura. La solución: insertar la información en un gran bulto al final del manuscrito, como un apéndice.

Ejemplos

Aquí hay algunos ejemplos de libros que he editado:

  • Un autor del sector inmobiliario quería incluir varios formularios que los propietarios pudieran utilizar con sus inquilinos (contratos de alquiler, contratos de arrendamiento, avisos de desahucio, etc.). Los formularios ocuparían mucho espacio si se colocaran dentro de los capítulos, y los lectores podrían encontrarlos con dificultad cuando necesitaran acceder a ellos más tarde, ya que estarían enterrados en varios lugares del manuscrito. Al relegar todos los formularios a la parte posterior del libro como apéndices, el autor los puso todos en un solo lugar para facilitar su consulta. Un autor político estadounidense expresó con frecuencia, a lo largo de su libro, su preocupación por la inconstitucionalidad de ciertas leyes del país. Como hablaba mucho de la Constitución, quiso incluir una copia de la misma en algún lugar del libro. ¿El lugar adecuado para ello? Al final, como apéndice.
  • Una directora de casting que escribía un libro para actores quería incluir las URL de algunos vídeos que estaban colgados en su página de YouTube. Si sólo hubiera tenido un par para compartir, podría haber incluido las URL en el capítulo correspondiente. Pero como había muchas, decidió que la mejor opción era colocarlas al final del libro como apéndice. Incluyó una frase en el capítulo correspondiente aconsejando a los lectores que consultaran el apéndice para ver algunos vídeos relacionados.

Cómo dar formato a los apéndices

Apéndices/ ApéndicesSi su libro tiene un solo apéndice, simplemente escribiría «Apéndice» en negrita en la parte superior de la primera página e insertaría el material que desea compartir debajo de él (con el título que aparece en la parte superior del material pero debajo de la palabra «Apéndice» y en letras más pequeñas). Si tiene dos o más apéndices, el título al principio de la sección debe ser «Apéndices» en negrita, y debajo introduciría cada apéndice, asignando a cada uno una única letra del alfabeto. En otras palabras, tendría el Apéndice A, el Apéndice B, el Apéndice C, etc., utilizando tantas letras del alfabeto como necesitara para cubrir todos los apéndices que hiciera. Colocarías las palabras «Apéndice A» debajo de «Apéndices» y en letras más pequeñas. A continuación, introducirías el título del artículo, formulario o lista, y debajo de éste, insertarías el artículo, formulario o lista en su totalidad… y así sucesivamente hasta llegar al final de tu sección de apéndices.

Acerca de los permisos

Oigo que te preguntas: «¿Necesito obtener permisos para incluir un apéndice?». La respuesta varía según el apéndice. En el ejemplo de la Constitución de Estados Unidos, el autor no necesitó obtener permisos porque no hay titulares de derechos de autor para ese manuscrito. Es de dominio público. En el caso del autor de la inmobiliaria, los formularios que deseaba incluir eran los que él mismo había escrito, por lo que no era necesario obtener permisos. Si los hubiera tomado prestados del libro o del sitio web de otra persona, podría haber necesitado o no el permiso. Sí, si fueron creados por un particular. No, si eran formas disponibles en el dominio público (por ejemplo, en un sitio web del gobierno). Una buena regla general es: en caso de duda, obtenga permiso. Enumere siempre los permisos al principio del libro, en la página de copyright.

Y sí, enumere todos los apéndices en su índice. Enumere la letra del apéndice y, junto a ella, su título. Ejemplo: Apéndice B: Constitución de los Estados Unidos.

¿Pero necesita un apéndice?

¿Necesita apéndices para su libro? Eso depende del libro. Sólo inclúyalos si prometen enriquecer el libro de alguna manera real y relevante. Si estuviera escribiendo un libro sobre cómo publicar, y tuviera un capítulo sobre cómo encontrar un agente, sin duda sería apropiado incluir un apéndice con una lista de agentes y su información de contacto. Si escribiera un libro sobre el cuidado de un conejo, podría añadir un apéndice con una lista de sitios de confianza para comprar suministros para conejos en Internet. Pero si mi libro fuera una obra de no ficción inspiradora sobre cómo tener más confianza en uno mismo, tal vez no haría falta ningún apéndice. O quizás sí, si hubiera desarrollado ejercicios y cuestionarios para que el lector los completara. (Unas palabras sobre los ejercicios: por lo general, éstos van al final del capítulo con el que se relacionan, no al final del libro como un apéndice, pero si tiene ejercicios que implican rellenar formularios y cuestionarios, éstos podrían ocupar demasiado espacio en las secciones del capítulo e interrumpir el flujo de la escritura, por lo que los pondría en un apéndice.)

¿Todavía se siente inseguro sobre los apéndices para su libro? Ve a la biblioteca o a la librería y saca unos cuantos libros de la estantería de la sección de tu género (o de cualquier sección de no ficción, en realidad). Encontrarás muchos ejemplos de cómo hacer apéndices… y muchos ejemplos de libros que no los tienen y no los necesitan.