Las fiebres son totalmente desagradables y suelen ir acompañadas de otros síntomas físicos molestos. Aun así, suelen ser una buena señal de que nuestro sistema inmunitario se pone en marcha para ayudarnos a «combatir» una desagradable infección. Fuera del mundo de los endotermos (los que regulamos nuestra propia temperatura corporal), algunos ectotermos -los que deben buscar el calor para mantenerse calientes- también hacen uso de las fiebres encontrando una fuente de calor para inducirlas a propósito, un fenómeno conocido como fiebre conductual.
Usted podría preguntarse por qué cualquier criatura, grande o pequeña, elegiría tener fiebre. Una posible razón puede ser notablemente similar a la razón de las fiebres en los seres humanos: ayudan a combatir las infecciones. Si no estás al tanto de la guerra masiva entre insectos y hongos que tiene lugar delante de nuestras narices, el blog de los hongos de la Universidad de Cornell lo dice todo. En resumen, los hongos tienen la terrible costumbre de infectar y matar a todo tipo de insectos, y la mejor arma de defensa de éstos es correr al lugar más cálido posible. No nos equivoquemos: la fiebre no es divertida para las moscas, y existen riesgos y costes para la salud (como un metabolismo elevado y un posible fallo orgánico) cuanto más tiempo se mantenga la fiebre. Sin embargo, es su mejor opción.
En un artículo publicado recientemente en PLOS ONE, acertadamente titulado «Discriminating Fever Behavior in House Flies» (Comportamiento de la fiebre en las moscas domésticas), los investigadores de Penn State investigaron este fenómeno más a fondo probando si las moscas domésticas se autoindujeron una fiebre de comportamiento de una manera que responde a la dosis de la infección por hongos. Las moscas infectadas por hongos se colocaron en cajas con gradientes de temperatura (que oscilaban entre los 77 y los 102 grados Fahrenheit), y se observó su comportamiento a lo largo del día.
A primera hora de la mañana, cuando el hongo había estado creciendo activamente durante toda la noche, las moscas permanecieron más tiempo en las partes más cálidas de la caja. A medida que el aumento de la temperatura corporal de las moscas comenzaba a inhibir el crecimiento del hongo, éstas se trasladaban a zonas más frescas; sin embargo, por la noche, el hongo comenzaba de nuevo a crecer sin cesar, y el ciclo se repetía. Curiosamente, se comprobó que cuanto mayor era la dosis de hongos, mayor era la temperatura de la fiebre inducida. Los investigadores reconocen que hay que seguir trabajando y que otros factores pueden contribuir a la preferencia de las moscas por el calor. No obstante, este estudio subraya la importancia y eficacia de la regulación de la temperatura para suprimir la infección en una sorprendente variedad de especies.
Citación: Anderson RD, Blanford S, Jenkins NE, Thomas MB (2013) Comportamiento discriminatorio de la fiebre en las moscas domésticas. PLoS ONE 8(4): e62269. doi:10.1371/journal.pone.0062269
Crédito de la imagen: dominio público
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