Megan, me alegro tanto de que hayas sacado a relucir estas razones, porque he reunido más pruebas propias de que Papá Noel es real. Hace unos años, puse galletas/leche y apio/zanahorias como de costumbre en Nochebuena, pero también dejé un lápiz y pegué un papel pidiendo la firma de Papá Noel (lo pegué debido a una experiencia pasada; una vez había pedido en un papel que el Hada de los Dientes firmara su nombre, ¡pero en vez de eso se llevó el papel!) Cuando bajé la mañana de Navidad, la comida y la bebida no estaban (como era de esperar), pero en el papel Santa había firmado su nombre… en cursiva. Todavía tengo el papel como prueba. Otra prueba de la existencia de Papá Noel se produjo el año pasado. En Nochebuena, había fotografiado las zapatillas que mi familia tiene cerca de la entrada de la cocina, que conecta con el salón. Hay dos entradas a la cocina, esa entrada y un pequeño camino que sale de las escaleras. Por la mañana, bajé y fotografié las zapatillas de nuevo, y luego las comparé: Papá Noel tuvo que estar aquí, porque las zapatillas se movieron, y mi familia no es de las que mienten sobre por dónde entraron en la cocina, especialmente dada la importancia de mi experimento. Otra cosa que encontré el año pasado: Había dejado fuera el apio, ¡y por la mañana encontré un trozo de apio en la chimenea! Mi familia y yo consideramos desde hace muchos años que la Navidad es una época mágica, y esto, entre otras cosas, se lleva la palma. En general, maravilloso artículo, Megan, y ¡felices fiestas para ti y tu familia! ^-^