Hace varios años, me quedé prendado al escuchar una canción titulada «El ancla». Sin entrar en los detalles de la canción, hubo una línea en particular que me impactó…
«El ancla se mantiene en el ojo de la tormenta…»
Esto representa las dificultades de la vida y las luchas a veces impredecibles que la vida puede traer. Cuando pienso en el ancla ‘sosteniendo’, encuentro una hermosa aplicación de cómo nuestras vidas pueden ser moldeadas para ser más sólidas en su naturaleza.
Un ancla tiene varios propósitos.
Representa seguridad, consistencia y solidez. El ancla representa la seguridad, ya que puede lanzarse desde el barco para comprobar la profundidad, mantenerse firme y/o evitar que el barco se mueva en medio de una tormenta.
El ancla es consistente. Está hecha de acero o hierro duro y es fiable en el sentido de que creemos que hará lo que se supone que debe hacer. Con el tiempo, ha demostrado su eficacia.
El ancla representa además la solidez. No va a ninguna parte a menos que haya un propósito de moverse. No se romperá, ni se doblará, ni perderá agarre una vez asegurada.
Todos, estoy seguro, querríamos que nuestra propia vida encarnara las características del ancla. Entonces, ¿cómo lo hacemos?
#1 Conviértete en un lugar seguro para ti y para los demás.
Escucha, ama, ríe y muestra gratitud. No traiciones la confianza ni te conviertas en un chismoso.
Seguridad significa que puedes confiar en ti mismo y que los demás pueden confiar en ti. El mejor lugar para comenzar en esta área es a través de una relación sólida con Dios, ya que Él es la personificación misma de la seguridad (en realidad, en la canción a la que hice referencia, el ancla es Dios).
Los demás se sentirán literalmente atraídos por su presencia debido a la seguridad que usted representa.
#2 Vuélvase consistente.
Haga las pequeñas cosas habitualmente correctas. Devuelve las llamadas, los mensajes y mantén tu palabra. No se extralimite ni diga cosas que no quiere decir.
Sea una persona de «seguimiento». Mantenga su salud: física, emocional, intelectual y espiritual. Esto requiere diligencia, dedicando tiempo diariamente a tu mejora en cada una de estas áreas.
Ser constante dará sus frutos. La gente verá tu fiabilidad y tu confianza aumentará.
#3 Conviértete en una persona equilibrada.
Aprende a llevarte bien con una multitud pero estar cómodo solo. Practica la dignidad social y la gracia mientras eres resuelto en todas tus acciones y palabras.
No te muevas demasiado rápido ni te vuelvas demasiado lento. La calma bajo presión es la clave. Cuando las tormentas de la vida te afecten, no te moverás.
Convertirse en un ANCLAJE es convertirse en un representante de la seguridad, la consistencia y la solidez. Debemos entender, que llegar a ser un ancla requiere mucho trabajo, esfuerzo y resiliencia a lo largo del tiempo. No ocurrirá de la noche a la mañana.
¿Eres tú? ¿Eres un ancla?
Quiero que tengas la capacidad de mantenerte firme y protegido cuando lleguen las tormentas. Si no estás practicando lo anterior con respecto al desarrollo de tu propia ‘ancla’ personal, es hora de empezar hoy.
Tú mismo necesitas el ancla junto con tu familia, amigos y conocidos. No te conviertas en un «peso muerto» por tus propias inacciones.
Convirtámonos en los ANCLAJES que estamos destinados a ser.
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