¿Qué separa a los buenos predicadores de los grandes? Charley Reeb, un pastor de Florida conocido por ser un predicador dotado, dice que el talento es menos importante que abordar la tarea con la perspectiva correcta y prepararse eficazmente. Él esboza diez cosas que usted puede hacer para convertirse en un gran predicador.

Aunque no discutiría que algunos grandes predicadores son también comunicadores dotados, un gran talento no es esencial para ser un gran predicador. Todo lo que hay que hacer es aprender y aplicar lo que los grandes predicadores hacen de manera diferente. El viejo adagio es cierto: para tener éxito hay que hacer las cosas que otros no están dispuestos a hacer. Esta lista no es ni mucho menos exhaustiva, pero creo que es un buen comienzo. Así que aquí están «Los 10 grandes» (sin ningún orden en particular):

Los grandes predicadores siempre se preguntan: «¿Qué quiero que hagan mis oyentes con mi sermón?». Siempre pasan de la inspiración a la aplicación.

1. Conectar con los oyentes

Los grandes predicadores saben que para transmitir sus mensajes deben conectar con los oyentes. ¿Cómo lo hacen? Preparando los mensajes teniendo en cuenta la perspectiva de sus oyentes, no la suya propia. Lo que les importa es si el mensaje que usted predica marcará una diferencia en sus vidas. Conectar con los oyentes no significa sacrificar la sustancia de sus sermones. Usted puede seguir predicando sermones ricos, bíblicos y desafiantes, pero para que esos sermones sean escuchados, debe enmarcarlos de una manera que sea interesante para sus oyentes. ¿Qué preguntas se hacen sus oyentes? ¿Por qué deberían interesarse por su sermón?

2. Predicar con convicción

Conoces la antigua definición de un sermón, ¿verdad? Un sermón es un predicador que se habla a sí mismo en voz alta. Es cierto. Los grandes predicadores estudian un texto de las Escrituras para encontrar un sermón que necesitan escuchar y luego predican ese sermón a sus oyentes. Esto asegura que el sermón será predicado con auténtica pasión y convicción. Los grandes predicadores sienten que morirán si no comunican lo que Dios ha puesto en sus corazones para decir.

3. Predicar para responder

Los grandes predicadores siempre se preguntan: «¿Qué quiero que hagan mis oyentes con mi sermón?». Muchos sermones contienen el qué, quién, cuándo, dónde y por qué. Muy pocos sermones contienen el cómo. Los grandes predicadores siempre pasan de la inspiración a la aplicación. Siempre están pensando en cómo sus ideas y puntos pueden ser aplicados de manera relevante y concreta. Los grandes predicadores también saben que el evangelio exige una respuesta. Dan a los oyentes la oportunidad de responder a sus mensajes. Los sermones no deben quedarse en el santuario.

4. Abrir las Escrituras

Los grandes predicadores hacen que las Escrituras cobren vida para sus oyentes. Sacan a relucir la sabiduría y la verdad que cambia la vida en la Palabra de Dios. Hacen que la Biblia sea fácil de entender. Los grandes predicadores motivan a los oyentes a ir a casa y leer su Biblia. Si los oyentes le dicen que fueron a casa después del culto y leyeron su Biblia, usted ha tenido éxito, mi amigo.

5. Comunicar con autenticidad

Los grandes predicadores han encontrado su voz. Se dan cuenta de que Dios quiere usar sus personalidades únicas para comunicar el evangelio. Phillips Brooks definió la predicación como «la verdad a través de la personalidad». Está bien aprender de otros predicadores e incluso emular algunas de sus cualidades, pero nunca llegarás a ser un gran predicador tratando de ser alguien que no eres. Además, los oyentes de hoy pueden oler a un predicador inauténtico desde una milla de distancia. Dios le ha llamado a USTED a predicar el evangelio. Los grandes predicadores no tienen miedo de ser ellos mismos en el púlpito.

6. Cultivar una vida espiritual profunda

Una vez escuché a alguien decir que las congregaciones nunca se elevan por encima de la madurez espiritual de sus líderes. Creo esto con todo mi corazón. La gran predicación proviene del fruto de su relación con Dios. Si usted siempre busca crecer en su relación con Dios, nunca se quedará sin material para sus sermones. Las congregaciones no pueden prosperar si no se alimentan con comidas espirituales nutritivas, y los pastores no pueden sobrevivir al ministerio sin una nutrición espiritual adecuada.

7. Construya una gran caja de herramientas

Los grandes predicadores siempre están a la caza de material para sus sermones e ilustraciones y desarrollan la disciplina de escribirlos y archivarlos. Hay muchas maneras de hacerlo. Escriba pequeñas notas temáticas en el índice de los libros, escriba las ideas en la aplicación «notas» de su teléfono, lleve un pequeño cuaderno en el bolsillo en todo momento, cree una caja para el material de los sermones y las ilustraciones y eche en ella copias de los artículos y las notas, o mantenga un bloc de notas y un bolígrafo en su escritorio y en su mesilla de noche. Los grandes predicadores siguen llenando el pozo.

8. Predicar desde el quebranto

Los grandes predicadores no temen ser vulnerables. Esto no significa utilizar el púlpito y su congregación como un terapeuta y ventilar todos sus trapos sucios. Sin embargo, una profunda sanación puede ocurrir en sus oyentes cuando usted está dispuesto a compartir su quebranto. De hecho, podría decirse que uno no empieza a predicar hasta que no se ha quebrado y ha experimentado a Dios en su quebrantamiento. Lo que aprendas en medio de tus valles constituirá algunos de tus mejores sermones.

9. Ensaye

Los grandes predicadores siempre ensayan sus sermones antes de predicarlos. Realmente se saben sus sermones «de memoria». Ya sea que prepare un manuscrito, un manuscrito oral o un esquema, si quiere pasar de bueno a grande como predicador, ensaye sus sermones. Y no piense que ensayar impedirá que sus sermones suenen vivos y frescos. Lo cierto es lo contrario. Ensayar sus sermones le dará más libertad en el púlpito porque nunca se sentirá perdido o temeroso de olvidar sus ideas. Habrá un camino de sermones bien gastado en su cerebro que le permitirá desviarse del camino cuando se le indique y aún así encontrar el camino de vuelta a casa.

10. Escuche a otros predicadores

Se acabó la excusa de que los predicadores nunca podemos escuchar a otros predicadores porque siempre estamos predicando. El Internet contiene millones de videos de sermones de grandes predicadores. Saque tiempo para verlos y aprender de ellos. Observa y estudia lo que hacen con eficacia. Siempre habrá algo que pueda aprender y aplicar a su ministerio de predicación.

Este artículo es una adaptación del blog de Charley Reeb sobre la predicación en charleyreeb.com. ¡Su nuevo libro, That’ll Preach! 5 Simple Steps to Your Best Sermon Ever (Abingdon Press), sale a la venta en 2017 y puede reservarse en Cokesbury y Amazon.