¿Por qué acechan los acosadores?

El acoso puede ser una experiencia aterradora y traumática. A menudo trabajamos con las víctimas de acoso para ayudarles a recoger los pedazos de lo que el acosador ha roto. Incluso podemos ayudar a las víctimas de acoso a crear un plan de seguridad para salir de las garras del acosador.

Muchos de nuestros clientes supervivientes de acoso tienen la misma pregunta: ¿Por qué me ha pasado esto? No es tu culpa. El acoso es un comportamiento que reside en el acosador, no en la víctima, y hay muy poco que puedas hacer para evitar convertirte en el objetivo de un acosador dedicado. Sin embargo, entender por qué los acosadores acechan -lo que motiva su comportamiento peligroso e intimidatorio- puede ayudarle a tomar decisiones acertadas en sus relaciones, e incluso podría capacitarle para reconocer el acoso a tiempo, antes de que se convierta en una emergencia que ponga en peligro su vida.

Enfermedad mental

No todos los acosadores son enfermos mentales, y la mayoría de las personas con enfermedades mentales tienen más probabilidades de ser víctimas de la violencia que autores de la misma. Sin embargo, algunas personas tienen una enfermedad mental que interfiere con su capacidad para tener relaciones normales, o que les hace tener creencias delirantes sobre sus relaciones. Estos acosadores pueden ser especialmente peligrosos, ya que ignorarán incluso a la policía, por lo que si cree que alguien le está acosando debido a su enfermedad mental, busque asistencia legal inmediata.

Un deseo de control

La mayoría de los acosadores conocen a sus víctimas, y tuvieron o quisieron tener una relación romántica con ellas en algún momento. Para estos acosadores, el acoso consiste en mantener el control sobre la víctima. Algunos equiparan el control con el amor o están dispuestos a sustituir el control cuando la otra parte no les gusta. Estos acosadores pueden volverse violentos cuando sus deseos son ignorados o no son satisfechos, por lo que si le preocupa que un antiguo interés romántico pueda estar acosándole, necesita ayuda inmediata.

Un sentimiento de derecho

Muchos acosadores consideran que sus necesidades son simplemente más importantes que las de los demás. Este sentimiento de derecho les obliga a adoptar un comportamiento de acoso. Después de todo, si la otra persona dice que no, eso no importa. Lo que importa es cómo hace sentir al acosador; al menos, así es como lo ve el acosador. Estos acosadores ignorarán las peticiones de cortesía para que dejes de llamar, insistiendo en que debes atender sus llamadas o hacer lo que ellos quieren sin más razón que la de que es lo que quieren. En la mayoría de los casos, la única forma de conseguir que el acoso cese es recurrir a las autoridades.

Pocas habilidades sociales

Algunos acosos no son especialmente intrusivos, sólo cruzan la línea ocasionalmente. Por ejemplo, un antiguo interés romántico puede llamarle todos los días o un amigo puede enviarle demasiados mensajes por Internet. En estos casos, el acoso no es una amenaza, sólo una fuente de molestias. Las personas que no entienden los límites y que no saben captar las señales sutiles suelen carecer de habilidades sociales. Tendrás que ser claro y directo, pero amable. En ocasiones, estos acosadores pasan a otras formas de acoso más agresivas, así que prepárate para buscar ayuda si esto ocurre.

Medios de comunicación social

Los medios de comunicación social no causan directamente el acoso, pero facilitan que las personas se acosen entre sí. Personas que en otras circunstancias no se dedicarían al acoso pueden hacerlo en las redes sociales, ya que es fácil rastrear a otra persona con sólo pulsar un botón o deslizar un teléfono. Proteger tu cuenta de las redes sociales haciendo todo privado y sólo haciendo amigos a personas que conoces puede ayudar a protegerte de esta forma de acoso.

El acoso puede robarte tu sentido de autoestima y seguridad, pero no tienes que sufrir en silencio. Deja que Three Seas te ayude a liberarte del acoso mientras abordas las formas en que el acoso ha socavado tu bienestar.